En contraste con un videojuego en línea con un grupo, a muchos niños de esta generación les parecen francamente aburridos la convivencia familiar y los desafíos escolares.
El aburrimiento se describe como un estado emocional en el cual el nivel de estimulación se percibe como muy bajo e insatisfactorio. Hay diferentes tipos de aburrimiento: una forma es la que lleva a las personas a buscar sensaciones que los exciten y estimulen y una segunda forma está asociada a sentimientos negativos y a un deseo de aislarse.
Para salir de este estado existen dos caminos. El primero es buscar que lo que se está haciendo se transforme en algo más significativo y estimulante, encontrándole un sentido. Trinidad es una adolescente a la cual la aburría mortalmente la actividad física, pero tenía que hacerla por indicación médica. Para ello asoció los ejercicios que le habían indicado a escuchar música. El otro camino consiste en buscar un tipo de actividad diferente a la que se está haciendo, lo cual no siempre es posible. Por ejemplo, garabatear en una hoja ayuda a mantener la atención en una reunión aburrida. Esto es más saludable que comer para salir de las situaciones que producen hastío.
Muchos niños y adolescentes comen por aburrimiento y está demostrado que las personas con obesidad tienden a comer más que los no obesos cuando están aburridos. Pero no solo ellos, sino la mayoría de las personas aumenta la ingesta cuando están aburridas. Algunos alimentos aumentan la dopamina y otros neurotransmisores que están disminuidos en los estados de aburrimiento; por eso los alimentos de elección en estos casos son el chocolate, tomar coca cola o café.
Ayudar a los niños y adolescentes a encontrar caminos positivos para motivarse y entretenerse es un gran desafío educativo. Actividades como soñar despiertos, jugar Sudoku, llamar a un amigo para conversar, escribir o leer son útiles para vencer el aburrimiento. Aprender a vencer la inercia que produce el aburrimiento puede ser el camino para una vida con mayor bienestar, más productiva y con menor riesgo.
Especialmente en las tareas que requieren de un gran esfuerzo de atención, el estar aburrido con ellas hace mucho más difícil su ejecución. La música puede disminuir la sensación de esfuerzo y contribuye a mejorar la atención.