El fallido experimento de un laboratorio científico termina con extrañas consecuencias: una onda expansiva de energía mata a un montón de personas, pero genera además apariciones de personas fallecidas con las que los vivos deben convivir. Eso hasta que la adolescente Verónica Calder (Bella Thorne) se topa con uno de estos fantasmas que desesperadamente trata de decirle algo. Siguiendo el patrón de las películas de terror donde los espíritus son incapaces de transmitir un mensaje claro y conciso, Verónica cae en una espiral investigativa que la llevará a develar un crimen, todo con la ayuda de otro “desadaptado” del curso, por supuesto. Como en toda película de fantasía, los realizadores se toman su tiempo explicando las reglas de su propio mundo (que los muertos no interactúan con los vivos, que las apariciones solo ocurren en lapsos cortos, etc.), pero pronto todo lo interesante y novedoso del concepto se desvanece en pos de un misterio tan predecible como repetido, intercalando los clásicos sustos de ruido repentino a las andanzas escolares de sus protagonistas, sin mucha tensión ni personajes atractivos a los que seguir. Y aunque puede que todo esto sea justo lo que el público objetivo anda buscando para pasar una tarde, el resto se sentirá invitado a una fiesta de graduación con décadas de retraso.
“I still see you”. EE.UU., 2018. 98 min. T.E.