La Brasserie Fuente Belga es una buena adición a este barrio (Alonso de Córdova). Y buena adición también relativamente a su faltriquera, Usía, por sus precios muy razonables. Le auguramos éxito por varias razones.
La primera es la enorme cantidad de excelentes cervezas belgas que tiene en bodega. Aunque no tenemos un conocimiento tan acabado de ellas como para dar opiniones técnicas, le podemos comentar que las dos que bebimos (Tripel Karmeliet y Kwak, ambas de 8,4º) nos parecieron magníficas, aromáticas y muy apropiadas para acompañar la comida en forma muy, muy agradable. Nos dieron también a probar algunas otras, de las que nos pareció buenísima una negra que lleva mezclado un poco de licor de chocolate. Aunque hay actualmente una gran cantidad de cervecerías que ofrecen productos de calidad, creemos que esta ha de destacar rápidamente en el “concierto cervecero” de Santiago.
La segunda es que lo que comimos nos pareció, también, plantado en un terreno muy competitivo (y aquí, con ventajas). Los choritos al vapor y papas fritas ($8.500) llegaron en una olla grandecita, cocidos en un caldo estupendo, aromatizado con diversas hortalizas (apio, entre ellas, cosa muy astuta) y enriquecido con un poco de crema. En comparación con otras moules et frites que hemos comido en otras partes, este plato nos pareció excelente, aunque habría que observar que las papas estaban cortadas demasiado delgadas, por lo que la fritura las endureció más de la cuenta: les faltó un poco de esa bienvenida blandura en el medio que no va nunca en desmedro de la crocancia exterior.
Los espárragos a la flamenca ($7.000) llegaron cocidos a punto, bañados en mantequilla clarificada y cubiertos con huevo duro picado: plato muy agradable como entrada. En el menú figuraba, por error, con salsa holandesa… Sugerimos que, con esa salsa en vez de la mantequilla, y con el huevo pochado en vez de duro y picado, mejoraría ciento por ciento. Ojalá el chef nos encuentre la razón: hemos comido en esta forma unos espárragos sublimes en un gran restorán limeño como comienzo de un verdadero banquete.
La sopa de cebolla ($6.500), servida en un gran tazón, fue la que se encuentra por doquier, es decir, hecha con caldo de carne: hay quienes piensan que esto la hace más sabrosa o suculenta; nosotros pensamos que oculta el delicado sabor de la cebolla, el cual se realza cuando a esta, rehogada largamente en mantequilla y espolvoreada luego con un poco de harina, se le agrega solo agua.
El conejo al puerro ($9.500) fue un buen conejo estofado, con el añadido, en justa proporción para no endulzarlo demasiado, de ciruelas. Rico plato, y mejor si sirvieran solo los cuartos posteriores y el lomo; el espinazo se deshace en mil huesitos. Muy buenos la tarte tatin y el gofre (aquí lo llaman wafle) belga ($4.500 cada uno).
Servicio muy amable.
A. de Córdova 4352, Vitacura. 2 2952 0442.