Hay lugares que, al no aceitar la maquinaria de las RR.PP., viven en la tranquilidad de hacer lo suyo sin alumbrarse. Uno de ellos es Las vacas gordas, una parrillada sencilla (no simple) —y con sus finezas, igual— que lleva largo tiempo en calle Cienfuegos y también un tiempo menor en Las Condes. Se podría decir que hasta semiescondidos, en calle Linneo.
Se trata de un local de buen tamaño, con una también amplia terraza para fumadores. Para atender esta cantidad de mesas cuentan con una buena brigada —y en este caso, el nombre es ad hoc— de mozos, identificables por unas corbatas imitación de manchas vacunas. Es chistoso. Y deja en claro algo de entrada: no se dan aires de pituquería. Tampoco son una picada pop —tienen cortes caros y una carta de vinos para distintos bolsillos—, pero lo de ellos ayuda a poner el foco en su tema: la carne.
En dos visitas solitarias y felices se partió con una panera que viene con una mini empanada frita de pino y el pan tibio. Con algo de apuro, en la primera cita se optó por un plato único: un asado de tira ($10.990), uno de esos cortes difíciles, que mal hecho puede quedar como suela, o quemado/arrebatado en alguno de sus costados. No fue este el caso, aunque se había pedido tres cuartos y llegó más bien tirando hacia lo rojito. Como estaba blando, digamos que hay que confiar en el criterio del parrillero (igual el señor mozo preguntó si estaba bien). Para acompañar, una mezcla de hojas verdes: lechuga, rúcula y berros. Abundante, con algunas hojitas estresadas, pero bien en general.
En una segunda visita, a las 13:30 horas, la brigada estaba en plenas funciones (la visita anterior fue en un ambiente más lánguido, cercano a las 15:00 horas). Hay que decirlo: entrada, fondo y café, todo en 25 minutos. Para empezar, doce machas a la parmesana ($8.590) que estaban hechas de una manera heterodoxa, pero digna de felicitación. Las lenguas venían casi crudas, maravillosas, cubiertas de una salsa blanca algo quesosa. Se sentía el sabor del marisco y también el del queso, pero no con ese estilo de QUESO apabullante que es el habitual.
Como fondo, una entraña nacional ($9.900) a lo pobre ($2.990). Bien rojiza, como se sugirió al pedirla, blandita, y nuevamente con el señor mozo preguntando si estaba bien o si volvía a la parrilla. Las papas fritas, buenas. Los huevos fritos, perfectos. La cebolla, bien hecha, pero tibiona.
El café junto a la cuenta llegaron al minuto de pedirlos. Buena experiencia y buena la carne.
Linneo 6393, Las Condes. 2 2229 2194.