En esta cinta nominada al Oscar como Mejor Película Animada, el director Mamoru Hosoda (“El niño y la bestia”, 2015) cuenta una historia que salta entre lo sabrosamente cotidiano y lo inspiradamente fantástico. Kun, un niño de cuatro años, ve todo su mundo patas arriba cuando nace su hermana y ella se transforma en el centro de atención de su reducida familia. Intercalando bellísimas escenas de la rutina cotidiana de su casa con escapadas a un mundo fantástico de sueños y saltos temporales, el relato evade no solo los lugares comunes, sino también las convenciones de la narrativa familiar en pos de un estado de ánimo que podría definirse como nostálgico en esencia, pero que termina llevando al espectador por un viaje mucho más complejo que eso. Sin escatimar humor ni las oscuridades propias de la infancia, “Mirai” no es otra cosa que un hermosísimo retrato de ese fenómeno invisible llamado “crecer”, y de esa épica danza de circunstancias y casualidades que nos define. Un milagro de película que resulta hipnótico para espectadores de todas las edades, y que merece no solo verse en pantalla grande, sino además atesorarse por toda la vida.
“Mirai no Mirai”. Japón, 2018. 98 minutos, todo espectador.