Estudiantes llenaron el Salón de Honor del ex Congreso Nacional para la mesa redonda “Manipulando el origen de la vida humana, ¿en qué estamos?”.
En la solemne testera, los científicos.
“¿Cuántos de ustedes creen que en diez años habrá humanos genéticamente modificados?”, se preguntó. Un bosque de manos se alzó. Del futuro hay que saber.
La reunión formó parte de los encuentros en Chile patrocinados por EMBO —Organización Europea para la Biología Molecular—, el Instituto Científico Milenio, el Instituto Milenio de Neurociencia Médica, la U. de Valparaíso y su Centro Interdisciplinario de Neurociencias, además de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica.
Primero expuso el Dr. Claudio Stern, uruguayo, del University College de Londres (UCL). Mostró imágenes preciosas de la formación del embrión (humano y del pollo) desde la primera célula fecundada.
Explicó cómo aparecía la especialización de las células, un maravilloso instante cuando algunas constituyen “la línea primitiva” que trocará en columna vertebral.
Luego, otras células reaccionan y, a diestra y siniestra de la línea primitiva, se van identificando como órganos. En los gemelos, aparecen dos líneas primitivas; en los siameses, esas dos no alcanzan a separarse.
Lo íbamos viendo. ¿Cómo es que ocurre esto?
El Dr. Roberto Mayor, chileno del UCL, presentó en la U. de Valparaíso la intimidad del acontecer. “La sabiduría de la muchedumbre, la explicación de la migración colectiva de células”.
Aparecieron procesos eléctricos y químicos en cada célula embrionaria para fluir con el resto o apartarse, para formar, con otras células, órganos especializados. Genes expresados en proteínas que impulsaban conductas.
Comparó el fluir celular con el de las bandadas, o el de los cardúmenes. Un ejemplar toma contacto con el vecino y entonces se produce la inhibición de la trayectoria; o bien se atraen y fluyen juntos; o bien se persiguen; o bien se van confinando en su lugar.
Fue investigando en las células embrionarias cómo aparecen esos contactos, esos rechazos, atracciones, seguimientos por fenómenos fisicoquímicos.
Las células fluyen al experimentar polarizaciones, estímulos, que las relacionan con las vecinas, forjan su identidad y las lleva a desplazarse. Mostró las conclusiones de laboriosos experimentos estudiando lo ínfimo.
Los jóvenes preguntaron, ¿permitir o no permitir la intervención en el proceso, que cada vez entendemos mejor?
El investigador de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, Alfonso Martínez Arias, explicó cómo funcionan las nuevas técnicas de intervención genética. Formuló advertencias sobre efectos no deseados. Hay que saber bien.
Escuché varias veces las advertencias éticas. La más importante: que se respeten las reglas del método científico. Consultar con especialistas en bioética. Saber que las opiniones no bastan, que las presiones por redes sociales no garantizan la verdad.
Y que los científicos estén a disposición de los políticos para legislar bien a partir del saber bien.