Hace un buen tiempo se encontraba algo escondido en el barrio Franklin un local de tacos. Muy mentado en redes sociales, esas con tanto “amigo” y dedito para arriba, la verdad es que era poco el alegato y harta la alabanza. Hasta que desapareció para reencarnarse ahora en un
foodtruck, pero uno estacionado en un lugar fijo: Merkado Bilbao. Esta es una casa con diversos emprendimientos —entre ellos, la ya inmanente tienda de semillas de “colección”—, aparte de un patio trasero con tres ofertas para comer y largos mesones. Algo informal todo: podrían barrer mejor la parte delantera.
La propuesta que nos desvela se llama Envy taco, donde un señor de marcado acento es dueño, señor y empleado. Su oferta es de comida mexicana, muy respetuosa del marco teórico/práctico, con tortillas de las originales y —en este caso— agua de horchata para beber, aparte de algunos desvíos creativos que lo alejan de la mera receta, pero con buenos resultados. Es decir: fusión respetuosa y, por lo mismo, digna de respeto.
La carta es de pizarra, lo que se traduce en una oferta variable según el día. En esta ocasión, eran cuatro las ofertas. Se dejó de lado la vegetariana.
Entonces, bien servidos en un tiempo razonable —era poco el público, también—, cada plato viene con tres tacos, una salsita semipicante (ofrecen una más letal) y unos gajos de limón. Demasiado abundante de relleno, lo que puede ser genial para algunos, pero no es algo que facilite el enrollamiento para el mastique. Entonces: uno con pollo y kale, puré de poroto negro y su buena cuota de cilantro ($5.500) y otro de chancho adobado, con puré de poroto negro y su cebollita y cilantro ($5.500). A saber, ambos sabrosos, pero algo parejitos de sabor al compararlos, sin que la proteína elegida destacara en el conjunto. La sorpresa mayúscula fue el taco del día, de vacuno ($6.000), en el que sí se sintió el sabor de una cocción larga. Mucho más de calle. Inolvidable.
Como solo tienen tacos, se optó por un expreso en otro de los
foodtrucks, con unos dulces árabes como de la Legión Extranjera.
Al no contar con patente de alcohol, es más bien para darse una vuelta rápida para comer algo hecho con cariño y obsesión, esos ingredientes que crean devotos y que no se aprenden en los manuales del buen emprendedor. Ojalá privilegie los sabores más intensos.
Bilbao 2725, Providencia.