Érase una vez dos palabras que compartían amistosamente uno de sus significados. Así, las personas podían recurrir a cualquiera de ellas cuando necesitaban referirse a un "sistema de signos que utiliza una comunidad para comunicarse oralmente o por escrito". Pero un día, "la lengua" descubrió que "el idioma" era más nombrado en los libros y en el habla común, y exigió igualdad, denunciando el machismo de los usuarios...
No, los conflictos y desafíos de la lengua, o el idioma, no son fábulas ni cuentos de niños, y es por eso que cada tres años las 23 academias de la lengua española se reúnen en congresos internacionales para compartir y debatir los temas que sus integrantes -escritores, filólogos, lingüistas, profesores, periodistas- han trabajado en sus respectivos países. Con sede en Madrid, la Asociación de Academias de la Lengua Española, Asale, y el Instituto Cervantes convocan, sin hacer diferencias, a la Real Academia Española, RAE, y a las academias de América Latina, Estados Unidos, Guinea Ecuatorial y Filipinas.
Concebidos como "foros universales de reflexión sobre la situación, problemas y retos del español", estos encuentros trienales se proponen "avivar la conciencia de personas, gobiernos e instituciones en la promoción y en la unidad de la lengua, así como impulsar el diálogo de toda la comunidad cultural hispánica". Una comunidad de más de 550 millones de individuos, cuyo número ha ido en aumento y ha logrado situar al español en el segundo lugar de acuerdo con la cantidad de hablantes nativos -después del chino mandarín- y también como el segundo idioma de comunicación internacional, precedido, obviamente, por el inglés.
No es extraño, entonces, que el lema elegido para el VIII Congreso de la Lengua Española, que tendrá lugar entre el 27 y el 30 de marzo, en Córdoba, Argentina, sea "El futuro del español. Cultura y educación, tecnología y emprendimiento". Según el informe 2018 del Instituto Cervantes, la comunidad hispanohablante llegará, en 2050, a los 756 millones de personas, "con distinto grado de dominio de la lengua". Las implicancias que esto tiene en diversas áreas son inconmensurables.
Sin embargo, el tema más llamativo con el que las academias se aproximan a esta cita internacional es la demanda de un lenguaje inclusivo. En España, donde la vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, le ha pedido a la RAE un informe para incorporar ese lenguaje a la Carta Magna, ya es casi un asunto de Estado. El nuevo director, Santiago Muñoz Machado, quien además es un respetado jurista, ha dicho que la RAE "no está cerrada" a las aperturas del lenguaje inclusivo "cuando sean razonables", pero que no se "puede imponer una manera de hablar por decreto, ni por un acuerdo". Y ha tocado un punto medular: "La igualdad de la mujer es muy importante, hay una discriminación histórica que habrá que resolver, pero la lengua no es culpable". Y el idioma, tampoco.