UBICADO DONDE ANTES ESTUVO EL MAGISTRAL CASA ALMA, en Antonia López de Bello casi con Loreto, ahora opera el restaurante Áurea. Bien montado, con una decoración gracioso/estilosa y también con una terraza maestra, se mueve entre los polos de la coctelería muy protagónica y la chilenidad cocineril algo alterada. Y, contra todo pronóstico, alimentado por tanta experiencia cercana a la pérdida de fe, los sabores nacionales salen más que bien parados. En resumen: rico y bonito, la verdad.
Solo dos críticas, antes de largarse con los elogios. Primero, si se pide una copa de sauvignon blanc, que informen del currículum de la botella, por favor, aunque, por otro lado, gracias por la piscina de vino blanco. Ojalá sea la norma (lo de la cantidad, no lo de la falta de información). Y, de la entrada, con tres distintos enchulamientos para 18 ostras ($12.900), hubo uno de ellos que era como para solicitar un escáner para el chef. Porque con una pizca de coliflor, muy bien. La salsa de apio, también funciona feliz. Pero ¿ostras con chocolate? Alguien recibió un golpe en la mollera, al parecer.
Ya volviendo a sabores más normalitos, unos ravioles rellenos de hummus de betarraga y queso feta ($10.900), de sabor delicado, aunque la salsa con salmón ahumado puso en problemas al protagonista con su gusto in-ten-so. A la par, un conejo al coñac ($12.900) bien blandito, acompañado de una quínoa nuevamente muy, pero muy reforzada, en este caso con tocino y avellanas. De acompañamiento, un chupito con el caldo cero
diet.
Como los platos no son grandotes, se pudo llegar hasta el postre. En esta ocasión, un mote con huesillo "bajo las nubes" ($5.500). Esto es: un cremoso de huesillo y helado de canela, como una verdadera isla rodeada de jugo de huesillo con algo de mote tostado y crujiente. Arriba, una nube de isomalt (un disacárido formado por la unión de glucomanitol y glucosorbitol, gracias Wiki) que, para el vulgo, era como el clásico algodón de dulce.
Con una atención en extremo diligente, en un ambiente como para la salida del mes en pareja y olvidándose del chocolate en la ostra, todo está más que bien en Áurea restaurante.
Antonia López de Bello 191, 2 3290 5124.