PARA UN DÍA DOMINGO, EN QUE CUESTA ALGO MÁS ENCONTRAR LOCALES ABIERTOS, allí está el
mall. Y como la novedad la tiene el Parque Arauco, con un flamante patio de comidas en su tercer nivel -llamado Bazar gourmet-, para allá se fue. Considerando que lleva poco tiempo en operaciones, se optó por un local que no fuera cien por ciento nuevo, uno que tuviera la genética de ser una filial y no un debutante. Como, además, la idea era tener una buena experiencia -algo que se busca siempre, porque para masoquismos, otros- los pasos se encaminaron hacia Barra Chalaca, un lugar que en el Costanera Center partió perfecto a los pocos días.
Pero en este caso, no.
Considerando que parte importante y distintiva de su carta se basa en los pejerreyes, que no tuvieran ya es grave. Que al pedir machas y almejas a la chalaca dijeran que recién estaban limpiando las machas, a la una y media -y en un mall , donde se puede almorzar más temprano-, sumó al enojo. Y ni se preguntó por las almejas, mientras ofrecían cambiar por reineta el pescado de otros de sus platos.
Reineta... siendo que el róbalo era el pescado que ofrecían originalmente para ser cocinado completo, otra de las gracias de este local.
Estas falencias en materia de insumos contrastaron con una atención rápida, informadísima sobre los platos y con una sazón gloriosa en lo consumido. O sea, fue como almorzar con el mejor compañero, pero no con el primero del curso.
Sin ni dudarlo, se partió con un copón de leche de tigre -un jugo acevichado mortal- que se pidió bien picante ($7.990), con abundantes trocitos de pulpo y pescado, grandes granos de choclo y de maíz cancha. A la par, seis choritos a la chalaca, con abundante chalaca (una suerte de pebre con choclo, $6.990). Lo otro fue una causa con chimbombo (no confundir con la infame mezcolanza alcohólica universitaria del mismo nombre, $6.990), que se tradujo en la clásica base de puré de papa bien amarillo, coronada con abundantes fritos -tibiones- de pescado algo pequeños y... muy fritos. Al punto que costaba diferenciar su sabor de los de pollo que acompañaban a unos tallarines salteados ($8.990), una de las opciones para el mañoso no marino.
Para terminar, y como predijo el señor mozo, una sopa algo "láctea": un chupe "levantamuertos" ($6.990), con papa, queso, huevo y trozos de pescado. Una verdadera comida completa de una pura vez, la verdad. Se acompañó esto con esa gloria dulce y aromática, la chicha morada, a $2.200, porque aquí tampoco cuentan con patente de alcoholes, como en su primer local.
En resumen: rico lo que sí había.
Bazar gourmet, en Piso Diseño de Parque Arauco.