EN MADAM TUSAN, CHIFA SANTIAGUINA DE ACURIO, SE TOCA A TRES MANOS: cocina mestiza chino-peruana al estilo chileno. No está mal, pero le falta esa cosa pétillant de la cocina de chifa cuando se la hace en Perú.
Sí: abundante y barato. Podría ser más fino. Por ejemplo, para comenzar pedimos cuatro bocaditos siumai ($6.600), especies de "gyosas" (si me entiende) al vapor con un relleno de chancho, camarones y hongos. Y, además, seis siukao ($6.600), especies de empanaditas redondas fritas rellenas con chancho, camarones y bambú (estas venían con salsa agridulce de tamarindo). La verdad es que el relleno fue, en ambas preparaciones, sospechosamente parecido y pre-preparado: un relleno denso, como terrina, envuelto en masa. Claro: es un picadillo; pero un picadillo fresco rara vez adquiere esa consistencia casi como goma de borrar (si Ud. fue escolar hace algunas décadas y usaba para escribir lápices de grafito, nos entenderá). Llenadorcitos los bocados estos; nos trajeron el recuerdo de esas brownies que vendían a la salida de los colegios: igualmente densas, compactas... llenadorcitas.
El servicio es correcto (nos atendió una venezolana muy simpática, con su modito encantador). Había una musiquilla bastante horrísona, pero no a gran nivel, por lo que no hubo ocasión a reclamos: después de todo, pensamos, a alguien habrá de gustarle semejante bodrio.
Los platos de fondo fueron descomunales: incluso en el menú del tablet , donde se muestra lo que uno va a comer, no se apreciaba su increíble tamaño. Uno fue un pollo enrollado (o sea, arrollado de pollo, hecho con carne de pechuga), relleno con picadillo, harto compacto también, de carne de chancho y camarón y salsa de naranja ($11.900): enorme pieza, que hubiera alcanzado fácilmente para dos. Plato bien hecho, delicado. Con un arrocito que no estuvo a la altura.
El otro fondo fue de antología: un asado de tira Madam Tusan ($17.400) que hubiera alcanzado para cuatro personas, cubierto con una espesa salsa de ostión, aromatizado con anís estrella y naranja, puesto sobre una camita de fideos saho fan (tagliatelle de arroz) y con una cantidad de sarza criolla por encima. Este monumento exige algún comentario: en realidad, el trozo de asado de tira resultó admirable por su tamaño, carnudez y blandura, aunque la salsa de ostión, que suele ser más bien saladita, estaba demasiado saladita. Punto primero. Punto segundo: aquí el mestizaje anduvo jugando en contra, porque los fideos con la salsa estaban bien sabrosos, dentro de una gama organoléptica tipo boeuf bourguignon; pero la sarza, con su acidez, no alivió la densidad gustativa, sino que la hizo ininteligible.
Postres: un "sagrado", trozo de torta de chocolate muy denso (todo resultó aquí denso...) con estupendos toques de acidez (compota de aguaymanto y damasco), y una agradable "cachangalika", hoja de masa frita con helado, frutas y manjar blanco encima.
Lugar recomendable para grupos con niños.
Parque Arauco local 365