CUANDO SE TRATA DE COCINA ÉTNICA, LO MEJOR ES IR DIRECTAMENTE AL LUGAR ÉTNICO. Pero a veces no se alcanza, está lejos o da pereza. Mala cosa. Porque la sensación posterior no es tanto de rabia con el lugar, sino con uno mismo. Porque cuando se ha comido sushi de verdad, servido bien -el tema estético no es menor, al contrario- y hecho como debe ser, se trata de una experiencia cuasi religiosa (más bien sintoísta). Por lo mismo, allí están los tradicionales Japón, el Shoogun, el Yoko, el Goemon o el 47 ronin. Y en el otro extenso mundo de los fabricantes de sushis -que son legión- se encuentra el muy ubicuo NIU.
Ubicado en este caso en Peñalolén, es un local de tamaño medio, con hartas mesas en el exterior. Con su pantalla mostrando las últimas noticias, entran y salen sujetos dedicados al
delivery. Bien por ellos, por NIU, pero mal por quienes optamos por comer en sus mesas: media hora de demora, mientras salían, una tras otra, esas cajas transparentes. Igual de transparente era la oferta en la vitrina que exhibe los insumos. Mientras en otros lugares se muestra con orgullo la variedad de pescados disponible, aquí había salmón, atún y maguro, esos huevitos naranjos minúsculos. Casi una declaración de intenciones. O una exhibición de carestía.
Se pidió para empezar un sashimi surtido, cuyo precio "normal" es de $12.800.
Dicen que reírse ayuda a la digestión.
Aunque, lo maravilloso/fantástico/inédito de este lugar es que le aplican un 50% de descuento a toda su comida. ¿Habrá un genio aún ignorado del márketing tras esta promoción? En fin. El tema es que no tenían pulpo, que era parte constitutiva de este plato, por lo que llegaron sendos pedazos de atún y salmón, seis y seis. Aquí es importante explicar que la idea es que sean del tamaño de un bocado. Y eran como para una boca bien grande, aparte de venir "adornados" con un espolvoreo de tallo de cebollín.
Después fue difícil escoger entre tanta combinación con queso crema, palta, camarones fritos, pollo agridulce o kanikama, sin olvidar el sésamo y las almendras tostadas (o envueltos en ciboulette, ay). No olvidemos que el sushi partió como un método de preservación del pescado. Se decantó por una invención inédita, un rollo envuelto en palta, con pollo, queso crema y cebollín, coronado con... papas hilo (un chef japonés acaba de sufrir un ataque). Aparte, ojo: ofrecen rollos fritos como tempura, pero lo hacen con panko. Nada que ver una cosa con la otra. Por favor, un poquito de estudio. Uno que les haría notar otros temas: aprender la técnica para que el rollo de algas -el hosomaki- les quede bien pegado y no suelto; que la bolita de arroz de los nigiris es pequeña, no una BOLA, y que un japonés jamás le pondría un camarón roto encima; y que el tamaño de los rollos es para comerlos de un bocado. Cuando se trata de un tamaño más grande, como ocurrió con los pedidos (hubo otro, semicubierto de palta y con algún relleno frito también), se llaman futomakis.
Todo semijaponés, como para que cueste la mitad nomás.
Consistorial 2100, 222492630.