La celebración de la Navidad en la infancia constituye un rito que queda grabado en la memoria afectiva. Los niños son muy sensibles a los ritos y les encanta participar en su preparación. Algunas celebraciones se recuerdan mucho más porque tienen una significación especial; otras quedan grabadas por algún suceso que había pasado recientemente, como el nacimiento de un hermano, o se habían ido a vivir a otro país, o simplemente porque se recibió un regalo inesperado, como un teclado o un computador.
Alrededor de estas fechas no siempre hay alegría. A veces los recuerdos están teñidos por una situación de mucha tristeza, especialmente cuando están ligados a pérdidas, como la primera Navidad en que se ha ido alguien muy querido. Nunca están más presentes las ausencias que en las fechas significativas, y es necesario dejarle un espacio al dolor, haciendo recuerdos de quien no está físicamente, pero que siempre estará en los recuerdos.
La Navidad en la niñez está ligada más al recibir que al dar. Por eso es importante incorporar un ingrediente prosocial en la preparación y celebración de estas fechas, cualquiera que sean las creencias que tengan las familias.
Si hay un factor que es beneficioso para el desarrollo personal de los niños, es la sensación de hacer algo útil por los demás. Sentirse una buena persona está ligado al sentido que se da a las acciones que se realizan por los otros.
Al dar, los niños recibirán mucho más de lo que han dado. Quizás un buen regalo para sus hijos es tener una Navidad con sentido. Puede ser a través de cosas tan simples como cocinar galletas o pan de Pascua para personas con menos recursos, o acciones más complejas para los más grandecitos, como organizar a la familia para satisfacer una necesidad de alguien en particular, como comprar una silla de ruedas para un niño con discapacidad, o dotar a un colegio de algún instrumento musical.
Siempre es conveniente simplificar la celebración con amigos y primos secretos u otras modalidades que eviten que la Navidad se transforme en un festival del regalo, que obliga a compras compulsivas, las que muchas veces descalabran el presupuesto familiar. Centrarse más en los ritos es devolver el sentido profundo de lo que se celebra en la Navidad.