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Viernes 07 de diciembre de 2018
Mis obras imperdibles del próximo Santiago a Mil
"Este año hay montajes que dialogan con problemáticas de contingencia: género, la voz de las mujeres, pueblos originarios, la multiculturalidad, junto con recuperar clásicos y dramaturgia chilenos".
SANTIAGO A MIL ES UN FESTIVAL QUE, EN SUS VEINTICINCO AÑOS DE HISTORIA, SIEMPRE HA APOSTADO POR MÁS. Gracias al arduo trabajo y el sueño quijotesco de Carmen Romero y Evelyn Campbell, se ha convertido en un evento consolidado con montajes nacionales e internacionales de primer nivel. Al espectáculo teatral se han sumando obras gratuitas en comunas vulnerables, obras en regiones, compañías teatrales de regiones que se presentan en Santiago, tocatas y espectáculos en la calle. Además, hay laboratorio, conferencias, talleres y semana de programadores. El resultado es un mes de enero efervescente que convierte a la ciudad en una capital cultural. Este año se suman otras sedes, por ejemplo, Biobío a mil, que logra, en algún punto, descentralizar la cultura en nuestro país.
Este año, el festival lleva la consigna y hashtag # stgorebelde para dar a conocer un nutrido programa nacional e internacional con montajes que dialogan con problemáticas de contingencia: género, la voz de las mujeres, pueblos originarios, la multiculturalidad, junto con recuperar clásicos y dramaturgia chilenos.
La cartelera nacional ofrece una segunda oportunidad para ver obras que no alcanzamos a ver o de las que no nos enteramos a tiempo. De la oferta, hay una línea de obras que explora en la problemática de la identidad de género. Es el caso de "Los arrepentidos", con la actuación de los talentosos Alfredo Castro y Rodrigo Pérez, con dirección de Víctor Carrasco, donde a partir de documentación de dos casos de personas que pasaron por transformación de sexo, se cuentan sus angustiantes periplos y sus experiencias de desajustes y de fracaso. Luego está "El amarillo sol de tus cabellos largos", de la compañía La niña horrible, de la dupla formada por Carla Zúñiga y Javier Cassanga, que con su característica estética grotesca y bizarra repiensa, a partir de la figura del travesti, los modelos de maternidad/paternidad y la hipocresía social. También, se suma "Franco", de María José Pizarro y Alexandra von Hummel, alrededor de un carabinero que mató a un travesti como agresión a su propia historia homosexual reprimida, que resulta sorprendente por su diseño visual y sonoro. Y, luego, "Pompeya", de Gerardo Goettinger, que gira en torno a una comunidad de travestis.
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El teatro de marionetas gana terreno y oficio bajo el proyecto La rebelión de los muñecos, que en alianza colaborativa con el festival nos permite ver dos joyas para niños y adultos. Una es de los mejores estrenos y secretos del año, se trata de "Chaika", con Tita Iacobelli que lidera y protagoniza, junto a Natacha Belova, la historia de Sara, una vieja actriz olvidada que se encuentra en medio de la noche en el escenario de un teatro, lo que motiva un diálogo mágico y prodigioso sobre el oficio y la humanidad. La otra es "Lear" -del destacado director Jaime Lorca, junto a su compañía Viajeinmóvil-, que muestra a un viejo actor durante el proceso de estudio, ensayo y funciones de la clásica obra de Shakespeare "El rey Lear", en diálogo y silencio con su hija, que a su vez se quiere escapar de su sombra. Con momentos de mucha intimidad y sutileza, la obra avanza elípticamente conforme a las fases propias de la demencia senil.
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La problemática de la infancia también tiene un espacio. Primero en "Paisajes para no colorear", bajo la dirección Marco Layera, un conmovedor y sorprendente trabajo que pone en escena a nueve adolescentes, de entre 13 y 16 años, que entregan un visceral testimonio coral sobre las experiencias de estigma, descalificación o abuso. En esa misma línea está "Carnaval", con dramaturgia y dirección de Trinidad González, que explora desde la óptica de la infancia vivencias injustas y violentas a las que son expuestos niños y niñas. La obra se sitúa durante la época de carnavales, momento en que el tiempo se detiene, se suspenden jerarquías y se permite la catarsis con un ritmo vertiginoso y dinámico.
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De destacados autores chilenos contemporáneos, hay tres montajes. Uno de ellos es "Idomeneo", de Manuela Infante, que logra un espectáculo originalísimo, oscilando entre el concierto hablado y electrónico con la actuación de Paly García, quien se luce en todos los personajes de este naufragio que interpreta acudiendo a múltiples registros en voz, cuerpo y vestuario, con un interesante diseño sonoro de Diego Noguera. Por otra parte regresa Alejandro Moreno con "Yo soy el cartón que hace que la mesa no cojee", seleccionada en la Muestra de Dramaturgia Nacional, con la historia de Félix, un hombre que envejece solo, rodeado de gente que no lo hace. El tiempo pasa sobre él como una condena, y los distintos Félix (feto, recién nacido, niño, joven, maduro y viejo) irán encontrándose en una posta de afectos e historias comunes. A su vez, está la posibilidad de ver un clásico: "El Húsar de la muerte", de la compañía Patogallina, liderada por Martín Erazo, inspirada en la película homónima de Pedro Sienna, que narra las hazañas de Manuel Rodríguez en clave cine mudo: los espectadores entran a una sala de los años veinte y son acomodados frente a una pantalla-escenario esperando a que llegue un personaje en motocicleta, que trae un rollo de celuloide.
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Dramaturgo chilenos consagrados también tienen su espacio, como Luis Alberto Heiremans en "Arperggione", una delicada pieza a cargo de Jesús Urqueta, que dirige el ensayo entre dos músicos, Claudia Cabezas y Nicolás Pavez, alrededor de un ejercicio de cámara cargado de ternura y humanidad. Y siempre es placer cívico ver a Juan Radrigán, esta vez una reversión de "Diatriba de la empecinada", por Rodrigo Pérez, que quiso recuperar el valor poético de la obra de Radrigán a través de una operación puramente teatral: no poner en escena la ficción propuesta por el texto, sino dar voz a varias mujeres de desaparecidos en dictadura, entre ellas la actriz Catalina Saavedra, que reclaman ante una sociedad chilena indolente y llena de desidia frente a la injusticia imperante.
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Primeras oportunidades. Están alrededor de los montajes internacionales, compañías teatrales del mundo seleccionadas en festivales y en visitas de las curadoras. Entre ellos destacan las obras de dramaturgas y de varios colectivos de mujeres, como la compañía alemana She She Pop, que trae dos trabajos de reflexión política: "Schubladen" y "Cuestionamiento",y también el colectivo argentino Piel de Lava, con quince años de trayectoria, que destaca por su dramaturgia colectiva y llega con la celebrada "Petróleo".
La violencia étnica y la resistencia cívica llegan de países con álgidos conflictos. Destacan las obras "Unwanted", de la coreógrafa Dorothée Munyaneza, que toca el genocidio en Ruanda. Y desde Siria, el director Omar Abussada y el dramaturgo Mohammad Al Attar narran aristas de la cruenta guerra en su país en "While I was Waiting". También hay un trabajo de la intimidad en Irán, el reencuentro de una pareja que sufrió una dura ruptura en "Timeloss" de Amir Reza Koohestani.
Los inmigrantes, los desplazamientos y la discriminación están presentes en varios montajes. Destaca "The New Colossus", del director y actor Tim Robbins, que lidera un grupo de fuerte compromiso político y esta vez se adentra en la historia de arraigo y desarraigo de varios inmigrantes reales residentes en Estados Unidos.
Y, por último, mencionaremos que la experiencia de la muerte se podrá experimentar en un montaje escalofriante, "Nachlass", del suizo Stefan Kaegi y Dominic Huber.
Hay más, este Santiago a mil es gigante, esta es una acotada guía, hay que organizar la agenda de enero porque sube el telón y más vale estar acomodado en una butaca, una esquina o en una plaza para disfrutar este carnaval teatral.
Este año, el festival lleva la consigna y hashtag # stgorebelde para dar a conocer un nutrido programa nacional e internacional con montajes que dialogan con problemáticas de contingencia: género, la voz de las mujeres, pueblos originarios, la multiculturalidad, junto con recuperar clásicos y dramaturgia chilenos.
La cartelera nacional ofrece una segunda oportunidad para ver obras que no alcanzamos a ver o de las que no nos enteramos a tiempo. De la oferta, hay una línea de obras que explora en la problemática de la identidad de género. Es el caso de "Los arrepentidos", con la actuación de los talentosos Alfredo Castro y Rodrigo Pérez, con dirección de Víctor Carrasco, donde a partir de documentación de dos casos de personas que pasaron por transformación de sexo, se cuentan sus angustiantes periplos y sus experiencias de desajustes y de fracaso. Luego está "El amarillo sol de tus cabellos largos", de la compañía La niña horrible, de la dupla formada por Carla Zúñiga y Javier Cassanga, que con su característica estética grotesca y bizarra repiensa, a partir de la figura del travesti, los modelos de maternidad/paternidad y la hipocresía social. También, se suma "Franco", de María José Pizarro y Alexandra von Hummel, alrededor de un carabinero que mató a un travesti como agresión a su propia historia homosexual reprimida, que resulta sorprendente por su diseño visual y sonoro. Y, luego, "Pompeya", de Gerardo Goettinger, que gira en torno a una comunidad de travestis.
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Dos obras sobre el conflicto mapuche nos ofrecen pensar la violencia y el choque de civilizaciones que hay en La Araucanía. Primero está la pieza de danza "Malen" , con la dirección de Ricardo Curaqueo y un elenco de dieciséis mujeres mapuche de distintas edades y ocupaciones, que entregan sus testimonios como una exploración por lo que significa ser mapuche, pensarse, sentirse y moverse como tal. Fue merecedora del Premio Mejor Obra de Danza del Círculo de Críticos 2017. Y la otra posibilidad es "Noche Mapuche", de Marcelo Leonart, que crea una obra delirante que despliega, en clave de sátira y sueño, la pesadilla que vive el pueblo mapuche entre el abuso de los grupos de poder y la represión policial.
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El teatro de marionetas gana terreno y oficio bajo el proyecto La rebelión de los muñecos, que en alianza colaborativa con el festival nos permite ver dos joyas para niños y adultos. Una es de los mejores estrenos y secretos del año, se trata de "Chaika", con Tita Iacobelli que lidera y protagoniza, junto a Natacha Belova, la historia de Sara, una vieja actriz olvidada que se encuentra en medio de la noche en el escenario de un teatro, lo que motiva un diálogo mágico y prodigioso sobre el oficio y la humanidad. La otra es "Lear" -del destacado director Jaime Lorca, junto a su compañía Viajeinmóvil-, que muestra a un viejo actor durante el proceso de estudio, ensayo y funciones de la clásica obra de Shakespeare "El rey Lear", en diálogo y silencio con su hija, que a su vez se quiere escapar de su sombra. Con momentos de mucha intimidad y sutileza, la obra avanza elípticamente conforme a las fases propias de la demencia senil.
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La problemática de la infancia también tiene un espacio. Primero en "Paisajes para no colorear", bajo la dirección Marco Layera, un conmovedor y sorprendente trabajo que pone en escena a nueve adolescentes, de entre 13 y 16 años, que entregan un visceral testimonio coral sobre las experiencias de estigma, descalificación o abuso. En esa misma línea está "Carnaval", con dramaturgia y dirección de Trinidad González, que explora desde la óptica de la infancia vivencias injustas y violentas a las que son expuestos niños y niñas. La obra se sitúa durante la época de carnavales, momento en que el tiempo se detiene, se suspenden jerarquías y se permite la catarsis con un ritmo vertiginoso y dinámico.
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De destacados autores chilenos contemporáneos, hay tres montajes. Uno de ellos es "Idomeneo", de Manuela Infante, que logra un espectáculo originalísimo, oscilando entre el concierto hablado y electrónico con la actuación de Paly García, quien se luce en todos los personajes de este naufragio que interpreta acudiendo a múltiples registros en voz, cuerpo y vestuario, con un interesante diseño sonoro de Diego Noguera. Por otra parte regresa Alejandro Moreno con "Yo soy el cartón que hace que la mesa no cojee", seleccionada en la Muestra de Dramaturgia Nacional, con la historia de Félix, un hombre que envejece solo, rodeado de gente que no lo hace. El tiempo pasa sobre él como una condena, y los distintos Félix (feto, recién nacido, niño, joven, maduro y viejo) irán encontrándose en una posta de afectos e historias comunes. A su vez, está la posibilidad de ver un clásico: "El Húsar de la muerte", de la compañía Patogallina, liderada por Martín Erazo, inspirada en la película homónima de Pedro Sienna, que narra las hazañas de Manuel Rodríguez en clave cine mudo: los espectadores entran a una sala de los años veinte y son acomodados frente a una pantalla-escenario esperando a que llegue un personaje en motocicleta, que trae un rollo de celuloide.
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Dramaturgo chilenos consagrados también tienen su espacio, como Luis Alberto Heiremans en "Arperggione", una delicada pieza a cargo de Jesús Urqueta, que dirige el ensayo entre dos músicos, Claudia Cabezas y Nicolás Pavez, alrededor de un ejercicio de cámara cargado de ternura y humanidad. Y siempre es placer cívico ver a Juan Radrigán, esta vez una reversión de "Diatriba de la empecinada", por Rodrigo Pérez, que quiso recuperar el valor poético de la obra de Radrigán a través de una operación puramente teatral: no poner en escena la ficción propuesta por el texto, sino dar voz a varias mujeres de desaparecidos en dictadura, entre ellas la actriz Catalina Saavedra, que reclaman ante una sociedad chilena indolente y llena de desidia frente a la injusticia imperante.
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Primeras oportunidades. Están alrededor de los montajes internacionales, compañías teatrales del mundo seleccionadas en festivales y en visitas de las curadoras. Entre ellos destacan las obras de dramaturgas y de varios colectivos de mujeres, como la compañía alemana She She Pop, que trae dos trabajos de reflexión política: "Schubladen" y "Cuestionamiento",y también el colectivo argentino Piel de Lava, con quince años de trayectoria, que destaca por su dramaturgia colectiva y llega con la celebrada "Petróleo".
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La violencia étnica y la resistencia cívica llegan de países con álgidos conflictos. Destacan las obras "Unwanted", de la coreógrafa Dorothée Munyaneza, que toca el genocidio en Ruanda. Y desde Siria, el director Omar Abussada y el dramaturgo Mohammad Al Attar narran aristas de la cruenta guerra en su país en "While I was Waiting". También hay un trabajo de la intimidad en Irán, el reencuentro de una pareja que sufrió una dura ruptura en "Timeloss" de Amir Reza Koohestani.
Los inmigrantes, los desplazamientos y la discriminación están presentes en varios montajes. Destaca "The New Colossus", del director y actor Tim Robbins, que lidera un grupo de fuerte compromiso político y esta vez se adentra en la historia de arraigo y desarraigo de varios inmigrantes reales residentes en Estados Unidos.
Y, por último, mencionaremos que la experiencia de la muerte se podrá experimentar en un montaje escalofriante, "Nachlass", del suizo Stefan Kaegi y Dominic Huber.
Hay más, este Santiago a mil es gigante, esta es una acotada guía, hay que organizar la agenda de enero porque sube el telón y más vale estar acomodado en una butaca, una esquina o en una plaza para disfrutar este carnaval teatral.
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