La búsqueda de la felicidad es un tema recurrente en la educación y en la filosofía. Cuando se pregunta a los padres qué es lo que más quisieran para sus hijos, la mayoría responde: "Que sean felices", que ya es pedir bastante. La felicidad es más una actitud, que hechos concretos que nos hagan estar alegres. La felicidad se relaciona con un estado interior que nos da la capacidad de encontrar un sentido a lo que se hace, para vivir en armonía con el entorno y con quienes nos rodean, sean niños o adultos. La felicidad está intrínsecamente ligada a la capacidad para mirar lo positivo y agradecer lo que hemos recibido de la vida. Para ello es importante contar con padres que sean un modelo en señalar con frecuencia los aspectos positivos de la realidad, sin desconocer las dificultades y problemas, pero atenuando su importancia.
La autonomía para actuar también contribuye enormemente a que los niños se sientan felices. Por otra parte, padres muy controladores que restringen sus posibilidades de explorar disminuyen la alegría que proporciona sentirse sin tantas ataduras.
Hace algún tiempo vino a Chile un escritor especializado en psicología positiva, Tal Ben-Shahar, quien se pregunta: ¿Es rentable invertir en felicidad? La respuesta es sí, ya que las personas felices son más creativas e innovadoras. Lo más importante es que están mejor preparadas para enfrentar situaciones difíciles, las cuales hay que aprender a aceptar. El dolor y la tristeza hacen parte de la vida, pero muchos buenos recuerdos forman a las personas más resilientes frente a la adversidad.
En relación con el dinero, que es evidente que juega un rol en la consecución del bienestar de las personas, el conferencista estima que lo que aporta está, más que en las cosas que se puedan comprar, en las oportunidades que pueda brindar. Desde su perspectiva, es preferible invertir en obtener buenas experiencias más que en objetos. Si aplicamos la idea a los regalos que hacemos a los niños, esta visión puede ampliar el horizonte de elección. Por ejemplo, invitarlos a una obra de teatro, a visitar un nuevo parque o realizar un viaje por pequeño que sea, hará que estas vivencias queden grabadas en su memoria emocional, más que cualquier juguete costoso.
La felicidad está en ser capaz de disfrutar lo que nos ha sido dado aquí y ahora.