DIFÍCIL DESMENTIR A CERVANTES: LAS SEGUNDAS PARTES NO SON NUNCA BUENAS, aunque la segunda parte del Quijote que escribió él mismo resultó espléndida y, para muchos, mejor que la primera.
Partimos al Vietnam Discovery, de Vitacura, con la esperanza de una mejor segunda parte (la primera, la de Recoleta, ya la conocíamos y nos pareció muy bien en su momento). Pero no. "Caray", como dicen.
El lugar está agradablemente puesto y el servicio (había pocos comensales esa noche), razonable, aunque nos trajeron un postre por otro (total, no estuvo mal probarlo también). Ahora, considerando que uno de los atractivos de la cocina vietnamita es su conocida y larga alianza con la francesa, lo cual la hace muy buena y harto excepcional en el sudeste asiático, partimos con un plato... francés, esperando que tuviera algún genial toque asiático: el magret de pato "vitchienmâtông" ($14.900). Veamos: llegó no con el arroz que habíamos pedido, sino con las "hojitas de papa" del menú, rodajas de papas fritas, lacias, apenas tibias, sin sal (se corrigió el punto y nos trajeron un arroz glutinoso, el más glutinoso que hayamos comido jamás: cogido por cualquier parte, salía detrás el molde entero). Ítem más: le buscamos en vano lo vietnamita (o, en fin, asiático): era un magret acompañado con puré de camote (muy soso, muy) y un vasito con jugo del pato, aderezado con miel. El magret mismo estaba durón, aunque no recocido; quizá cortado más delgado la masticación hubiera sido menos trabajosa. Pero no. Resumen: un plato sin interés ni exotismo alguno, salvo lo de "vitchiênmâtông".
El otro plato fue un congrio frito en tempura con salsa de lemongrass (no asustarse: es la hierbaluisa de nuestros jardines) y ensalada de berros y brotes de alfalfa ($11.900): "cachiênxa". Buena tempura; salsa sin el aroma cítrico de la hierbaluisa, con su toquecito de ajo, eso sí; y la ensalada de berros con alfalfa llegó en calidad de forraje: sin asomo de aliño; no había más aliño disponible en el local que salsa soya o la salsita de pescado típica. Optamos por esta última. No es lo mismo, claro, una ensalada bien aliñada que otra aliñada de emergencia.
Los nem surtidos que pedimos de partida, muy católicos (es un modo de decir, claro; quizá muy budistas estaría mejor): de chancho, de camarones y de verduras, con sus hojas de lechuga y la dicha salsita de pescado ($10.400 los 6). Al final, pedimos una sopa supphobo chica ($2.400), de delicado caldo, pero algo pobre en guarniciones (pocos fideítos, rodajas de cebolla, dos tajaditas transparentes de carne).
Y postres: arroz dulce vietnamita, agradable (leche de coco, plátano, toffee de jengibre). En vez de mousse, un fondant de chocolate con consistencia de plasticina ($4.800) en salsa de té que no sabía a nada identificable.
Vitacura 4089, Vitacura. 452620010.