Agredir a través de la red es uno de los factores que más afectan la convivencia escolar y que más daño está haciendo a la salud mental de nuestros niños y niñas. A través de las tablets se envían, por diferentes plataformas, imágenes o mensajes ofensivos que resultan dañinos para las víctimas. Los efectos de esta práctica son tanto para quien agrede como para quien es agredido.
Un reciente estudio de la Superintendencia de Educación da cuenta de un aumento en las denuncias de ciberbullying , en que las víctimas son preferentemente alumnas, cada vez de edades más tempranas. En un 82% de las denuncias las afectadas son mujeres, con una mayor frecuencia entre quinto y octavo básico. Pareciera que retrocedemos en vez de avanzar. Es preocupante el efecto que esto tiene en la formación moral. Quien es agredido se ve expuesto ante personas que ni siquiera están en su mundo cercano, por un ataque del que difícilmente puede defenderse y que afecta su imagen pública. Se generan sentimientos de dolor y humillación, con consecuencias importantes que van desde la depresión reactiva hasta el suicidio.
Quien agrede no solo tiene que lidiar con la culpa, sino que también con las sanciones. Si bien al atacar a través de las redes puede no haber sido consciente de los efectos que podría tener en el otro, rápidamente después de realizada su acción hay una toma de conciencia de la espiral de agresión en que se ha involucrado. El niño o la niña que agrede comienza a experimentar sanciones que no esperaba. Percibe, por ejemplo, que sus compañeros y sus familias no están de acuerdo con su acción y que comienzan a evitarlo y a excluirlo. Es víctima de agresiones de diferente tipo, que no anticipó, y adicionalmente enfrenta las sanciones estipuladas en los reglamentos de convivencia y los castigos que aplica su familia.
Me ha tocado conocer de cerca la angustia y el miedo de niños agresores, ante las posibles respuestas del agredido y sus amigos. El grupo social comienza a involucrarse en la defensa de la víctima, lo que genera una escalada de ataques que afectan el equilibrio emocional personal y del grupo, creando un clima escolar tóxico para todos. El desprestigio de quien agrede lo va etiquetando y requiere ayuda para salir del circuito de la agresión. Debemos reflexionar sobre los riesgos del ciberbullying . Cómo dejar una huella digital de esta naturaleza es, además de doloroso, muy peligroso.