Actualmente se piensa que los niños no están predeterminados por sus genes, sino que el concepto más preciso sería que están predispuestos, es decir, que al nacer tienen un potencial para desarrollar sus capacidades genéticas cuando están en un ambiente favorable. De allí la importancia de que ellos estén en un contexto nutritivo que les permita desarrollar sus conexiones neuronales. El cerebro se construye en la infancia a partir de los estímulos que recibe, y por ello es necesario prestar mucha atención y cuidado a la primera infancia.
En su libro "Las leyes naturales del niño", Celine Álvarez dice: "Nacemos con una predisposición innata a comunicarnos, a construir lenguaje oral, preciso y estructurado, a memorizar, a razonar de manera ordenada y lógica, a crear, a inventar, a imaginar, a sentir una amplia gama de emociones y a regularlas en caso de necesidad, y nacemos incluso con capacidades empíricas, una intuición moral y un sentido de la justicia muy profundos. No obstante, y es aquí donde la importancia capital del entorno entra en escena, este precableado es muy inmaduro. El desarrollo de sus potenciales innatos estará condicionado -sin la sombra de ningún filtro- por la calidad de su entorno".
Álvarez aporta la evidencia de un estudio de Hart y Risley llamado "The Early Catastrophe", en el cual entrega datos comparativos del desarrollo de niños pertenecientes a familia favorecidas, versus aquellos que han sido educados en medios desfavorecidos. Los investigadores encontraron que a los cuatros años había una diferencia estimada de treinta millones de palabras oídas entre unos y otros. Además de esta enorme diferencia, existe una gran brecha en la variedad de temas que se abordan y en la elaboración de frases en los diferentes tipos de familia. Otro dato significativo es que a los tres años, las palabras utilizadas por los niños procedían entre el 86% y el 98% del vocabulario utilizado por sus padres.
Es de vital importancia, especialmente en los primeros años, que los niños estén en un entorno enriquecido: conversar con ellos, contarles cuentos, cantarles canciones, jugar, dejarlos jugar y moverse libremente. Quizás va siendo hora de que tomemos más en serio buscar formas de disminuir la enorme brecha de estimulación que existe entre los diferentes niveles socioeconómicos.