Se hace necesaria una reinvención de la forma en que educamos a nuestros niños. La velocidad de los cambios sociales y tecnológicos ha dejado obsoletas muchas de nuestras prácticas educativas. Una de las condiciones esenciales para innovar en el plano educativo es el uso de las nuevas tecnologías. Al incorporarlas, los niños y los adolescentes pueden autogestionar su aprendizaje en forma individual o grupal, con beneficios evidentes en la motivación por aprender.
Un estudiante de séptimo básico contaba cómo le había cambiado su visión de los riesgos que corría en la red después de un trabajo en grupo sobre navegar seguro propuesto por el profesor jefe: "Éramos seis grupos de seis alumnos y teníamos que hacer material educativo para los alumnos de sexto. Fue muy entretenido, y no sabes cómo aprendimos. Los power points estaban geniales, con memes incluidos. Quedamos peritos en no correr riesgos en las redes. Creo que es la mejor experiencia que he tenido en el colegio. No sabía que éramos capaces de hacer algo tan bacán. Y me quedó rondando una pregunta: ¿cuál es mi reputación en la red?".
Este testimonio no es de extrañar. Investigar sobre un tema que les atañe, usando tecnologías que les resultan atractivas y contar con un espacio de discusión es una manera innovadora de aprender y desarrollar aprendizaje colaborativo. El rol de los adultos será proponer temas de interés y guiar a los alumnos en la búsqueda, recordándoles que es un espacio de trabajo, pero que son ellos quienes autogestionan su aprendizaje. El profesor debe estar atento a escuchar cuáles son los temas percibidos por los niños como significativos.
A pesar de los cambios en las formas de aprender, se mantiene vigente la importancia de los vínculos del profesor con sus alumnos, como gestor del clima social escolar y en su rol como formador. Las investigaciones reafirman también la relevancia de la alianza familia-escuela, teniendo como centro el bienestar de los estudiantes. En la medida que ambos sistemas colaboren y se validen, mantendrán un nivel adecuado de autoridad.
Si queremos que los mensajes educativos les lleguen, tenemos que permitirles descubrir, investigar y elaborar información en temas que les sean relevantes y con medios que sean un desafío a sus competencias y a su creatividad.