MÁS DE ALGUNA OBRA DE TEATRO e infinitas películas se han aventurado en concentrarse en el territorio de la pareja amorosa, dejando sobre el escenario a un hombre y una mujer que deshilvanan los vericuetos de su relación. Textos que indagan en esa diada cruzada por emociones complejas y sentimientos ambivalentes que cambian a través del tiempo. En estos momentos hay en cartelera dos proyectos -en Sidarte y en el Teatro Centro Cultural Las Condes- que giran alrededor de la pareja a partir de textos de dos autores inmensos: "Polvo eres", del dramaturgo inglés Harold Pinter, Premio Nobel 2005, y "Escenas de la vida conyugal", del director sueco Ingmar Bergman.
La versión chilena de "Polvo eres", bajo la dirección de Marco Espinoza ("Demonios") y en cartelera en Sidarte, es protagonizada por Sofía Scharager y Francisco Martínez. En esta inquietante obra, un hombre interroga a su mujer, primero sobre su anterior amante y luego acerca de recuerdos imprecisos. La estructura del interrogatorio se basa en las precisas preguntas de él y las desconcertantes narraciones de ella. Historias que remiten a momentos de destrucción y angustia. Según su director, Espinoza, él quiso acercar esta versión con la memoria traumática del golpe de Estado de 1973. Si bien la escena del incendio o las alusiones a los desaparecidos podrían llevarnos a una referencia local, la obra conserva la impronta de un texto hipnótico y ambivalente que sucede en un contexto indeterminado.
En cuanto a la interpretación, Sofía Scharager ("Nanas", "El efecto") se luce en el papel de una mujer que, acurrucada en un sillón, nos lleva por los más extraños parajes psíquicos. Es una actriz prístina que en cada una de sus interpretaciones sorprende por su delicadeza y oficio. Francisco Martínez lo hace bien pero su juventud y bonhomía no convencen en un rol que requiere mayor edad y oscuridad porque es el hombre quien lidera este juego perverso. Por ejemplo, cuando dice: "Comprendes por qué te hago estas preguntas, ¿verdad? Ponte en mi lugar. Estoy obligado a hacerte preguntas. Hay tantas cosas que ignoras. Yo no sé nada... nada sobre este asunto. Estoy en la oscuridad. Necesito luz. ¿O a ti te parece que mis preguntas no son legítimas? No. Puedes terminar una vez y luego terminar de nuevo".
El espacio escénico funciona muy bien, un living moderno que crea atmósferas íntimas, y luego proyectan escenas fuera de la casa como hombres con maletas en el mar, una fábrica con obreros, un hombre que arrebata los bebés a mujeres en un andén. Algunos cambios de luces y efectos sonoros acentúan la atmósfera inquietante y evidencian que este "interrogatorio" se desarrolla en más de una jornada, o bien se extiende como una pesadilla en tiempo circular, marcado por conductas reiteradas con él bebiendo, cada tanto, una copa de vino y ella se reacomoda en el sofá o mira por la ventana. Su relación de pareja es un campo de batalla en el que se desarrolla una historia en la que la memoria y la violencia son los elementos en permanente pugna y tensión. Ella, más que respuestas, ofrece claves de interpretación, en ocasiones bastante crípticas, en un relato poético, sugestivo.
"ESCENAS DE LA VIDA CONYUGAL" es una obra "hit", nació como serie televisiva y luego fue adaptada por el mismo Ingmar Bergman al cine y al teatro, siendo estrenada en 1981. Desde entonces ha recorrido los más diversos escenarios desde Suecia a Estados Unidos, Argentina o Chile.
La pieza nos sitúa en la casa de un matrimonio burgués, compuesto por Juan y Mariana, con los actores Cecilia Cucurella y Osvaldo Silva, con dos hijas que se mencionan, y a quienes, como espectadores, acompañamos en distintas etapas en su relación. La obra abre cuando Juan, docente universitario, y Mariana, abogada de profesión, mantienen una relación ordenada y armónica. Su felicidad, sin embargo, se complica cuando Juan admite que está teniendo una aventura con una mujer muy joven, dieciocho años menor. En ese momento los espectadores, y en ánimo de los nuevos tiempos, nos reímos del lugar común.
La pieza en cartelera en el Teatro Centro Cultural Las Condes, bajo la dirección de Christian Villarreal, con vasta experiencia en teatro más comercial ("Suegras", "Cómo ser un marido infiel y no morir en el intento"), en esa línea, hace una versión más liviana y encantadora del texto. Funcionan los fundidos a negro para marcar los distintos cuadros de la obra, «Cómo esconder la basura debajo de la alfombra», pasando por «Real e irreal», «El valle de lágrimas» o «París», que enlazan diversas situaciones: un embarazo no deseado, las peleas con la familia de origen, especial con una madre invasiva y controladora, las reuniones de fin de semana, la crianza, las dudas, los desencuentros, la aparición de una tercera persona, el divorcio, las nuevas parejas, el reencuentro.
Dentro de la producción de Bergman, esta es una obra más liviana y juguetona si pensamos en "Persona" o "Saraband". "Escenas..." es una historia de vaivenes emocionales, que funcionan con diálogos extensos y chispeantes, observando la transformación de los personajes. A veces ese lenguaje adquiere la gramática del psicoanálisis en un diván. La elección de cortes temporales omite del relato los procesos de cambio y muestra solo los resultados. No sabemos qué le sucedió a Juan en su relación con Paula, solo sabemos que ha fracasado. No vemos el trabajo de Mariana luego del divorcio, solo sabemos que está parada en otro lugar respecto de su sexualidad. Sí hay un desacierto en el vestuario de ella, excesivamente elegante hasta en situaciones cotidianas, lo que le resta naturalidad. Al final, ellos lo pasan bien pero fuera del marco matrimonial, al punto de volverse amantes y engañar a sus actuales cónyuges. Entonces, con humor se problematiza la única escena conyugal: la del tedio y la rutina pese al amor y proyecto común.
Dos obras se aventuran a enfrentar el misterio y absurdo de la pareja, porque como dice Humberto Maturana, "estaba contra toda razón científica que dos personas apenas conocidas, sin parentesco alguno entre ellas, con caracteres distintos... y hasta con sexos distintos, se vieron comprometidas a vivir juntas, a dormir en la misma cama, a compartir dos distintos destinos que tal vez estuvieran determinados en sentidos divergentes".