COMO DICEN EN UNA RADIO DE NUESTRO DIAL, para tener opinión hay que estar informado. Y como es temporada de liquidaciones (¡hasta 50% de descuentos!, vaya), se experimentó con un local de
mall: uno de la cadena Chili's. Lleno de pantallas en un ambiente informal -servilletas de papel, los cubiertos entregados dentro de un sobre-, la chica que atendía también lo era: no dejó de usar el "chicos" en su trato. ¿Sería por ser fiel a algún manual de estilo de la cadena o por mera iniciativa, "chicos"? Vaya uno a saber.
La carta del local se decanta -sin ser riguroso tampoco- por lo
tex mex, un amplio y fronterizo concepto, tan amplio que cuando se preguntó por tortillas de maíz, las que finalmente llegaron como tales tenían un porcentaje imperceptible de este grano. Aparte que estaban tibias tirando a frías.
Pero en fin. Es mejor deconstruir en orden, partiendo por una limonada ($2.490) que se pidió con endulzante y que hubo que endulzar con los sobrecitos de la mesa, a instancias de la chica. Junto a los bebestibles, un mix para empezar: el Ultimate dipper ($14.450). Dejando de lado los nombres de fantasía (Big mouth bites o Southwestern eggrolls), eran -entre otras cosas- trozos de pechuga de pollo apanados, alitas de pollo apanadas y unos rollitos rellenos de una mezcla en la que se distinguían pollo, porotos y pimentón. Se preguntó si se quería con salsa picante, aparte de las que vienen en pocillos, y se dijo que sí. Esta venía sobre algunas de las frituras y sí: era picante.
El otro entrante fueron unas quesadillas ($7.990), que fueron lo más logrado en sabor, rellenas de pollo, queso y tocino. Lo singular es que venían crujientes, como hechas en horno y no en la plancha. Y si se quiere ser más específico, cuando se trata de un "sandwich" de tortillas y no de una que viene doblada sobre su contenido -como no era este el caso- se las conoce como sincronizadas, y no como quesadillas. Pero en fin, aparte del tema semántico, ricas igual estaban.
Ya en los fondos, uno que realmente estaba al debe. Primero, por el exceso de sal en su guarnición de arroz y porotos. Y luego, porque no hay que ser el profesor Maza para saber por qué el plato estaba caliente en los bordes y frío en el centro. Así fueron las enchiladas ($8.990), las que se pidieron de carne y venían con ella, incluida dentro del picadillo que rellenaba a las tortillas semicalientes.
El otro plato principal fueron unas fajitas ($11.990), una plancha con camarones, verduritas varias grilladas y un trozo de carne semicortado que no estaba duro, aunque bastante hecho. A la par, una serie de ingredientes para un "hágalo usted mismo" en las ya mentadas tortillas casi frías y que, según la chica, eran de maíz (en cantidades homeopáticas, al parecer).
En resumen, aparte de las disonancias conceptuales que pueda generar su carta (aunque es un país libre, también), le falta un mayor cuidado en la cocina a este lugar, chicos.
Parque Arauco, Kennedy 5423, 223 076 660.