En un artículo del diario El País de España titulado ·Niños anclados a la silla del cole en Alemania· se informa de un particular dispositivo consistente en un chaleco de hasta 6 kilos de arena, que se sugiere como terapia para que los niños hiperactivos no se muevan y que se estaría usando en algunas escuelas alemanas.
Este aparato se presenta como una solución que no está acompañada de ninguna evidencia científica, pero sí de afirmaciones que han generado una gran controversia en los círculos médicos y educacionales. Según el articulista, la iniciativa parece no ser nueva y su impulsora habría tomado la idea de un viaje a USA.
Lo sorprendente es que existan padres y escuelas que los hayan adquirido a un costo de entre 80 y 170 euros, no sólo en Alemania sino también en otros países europeos. La gran mayoría de los expertos consultados expresó un franco rechazo y gran indignación.
Qué peligroso es que se empiece a difundir por la web y que algunos padres y profesores, agobiados por las dificultades de sus niños, adquieran estos instrumentos de tortura, sin pensar en el daño que pueda causarles la estigmatización cuando son condenados a usarlos. Su uso sólo llevará a que niños con problemas de hiperactividad sean aún más estigmatizados de lo que son habitualmente.
Me parece indispensable referirse a los problemas ortopédicos que puede acarrear un sobrepeso semejante sobre la estructura corporal de los niños. Basta pensar que para un niño de seis o siete años ello podría equivaler hasta un tercio de su peso, afectando su aparato locomotor, además de impedirles moverse libremente.
Hay que tener mucho cuidado. Los niños con dificultades requieren de vínculos de confianza, de mayor compañía y de profesores capacitados. En la medida que las salas de clases son más inclusivas, la labor de los profesores se hace más compleja. Parece indispensable pensar medidas para hacer la labor educativa más eficiente y con menor desgaste para los docentes.
Sin embargo, no puede dejar de sorprendernos la falta de reflexión ética que acompaña esta propuesta y nos hace pensar en cuánta falta hace insistir aún más en la Defensa de los Derechos de los niños.