Ocurre, eso de ir a despedir al alguien, o a recibirlo quizás. Y que el trámite ocurra en ese "no lugar" que es el aeropuerto, donde es medio naif esperar un res-tau-ran-te en regla, no de comida al paso y como mera búsqueda para alimentarse. Entonces, he ahí la sorpresa de encontrarse con un Santabrasa que, comenta el mozo, lleva poquito abierto.
Y, hay que consignarlo, si lleva poco, no se nota. Porque el personal está muy despierto y energético, sin dejar pasar nada, lo que se agradece mucho cuando hay un bien superior al cual servir: el horario de embarque y aterrizaje. En este caso, todo llegó a tiempo. Perfect.
Entonces, para empezar un mix bien concebido: un trozo de queso provoleta, dos longanizas artesanales y unas mollejas trozadas ($10.900). Hubo que pedir los pancitos, lo único reprochable, aparte de unos tomates grillados (con cebolla, a $2.990) a los que les faltó más cocción. El resto, sin bemoles.
De fondos, un corte fino de lomo -paillard- de 200 gramos ($12.900), hecho tal como se pidió, tres cuartos. Y un trozo de picanha de 300 gramos (punta de ganso en chileno, $13.990) en el punto solicitado, blanda y con su maravillosa grasita (que hay que dejar, dicen los amargados). De comparsa y acompañamiento, un mix de hojas verdes (precio de aeropuerto, en fin: $5.990) y los vegetales ya mencionados.
Una copita de vino tinto ($4.090) y un agua mineral. Hay pastas y sándwiches (¡churrasco con huevo frito!) y postres de esos megadulces: acaramelado de manzana, flan casero, crème brûlée. Todo como para darse el gusto sin los nervios del apuro. Ojalá sigan tan británicos con sus tiempos, para que ese trámite que a veces es triste (despedida, llanto, ay, etc.) sea carne de felicidad.
Aeropuerto de Santiago. Armando Cortínez Norte, tercer nivel, Pudahuel. Teléfono: 2 2772 6069.