"Tú amarás" es la nueva obra del destacado dramaturgo chileno Pablo Manzi, en cartelera en GAM hasta fin de mes. Hace unos años el autor debutó, junto a la compañía Bonobo, con "Amansadura", y luego vino la premiada "Donde viven los bárbaros", abriéndose paso como una de las escrituras más sólidas e incisivas. Ahora vuelve a poner el dedo en la llaga con esta obra titulada en modo de mandato, y que indefectiblemente nos lleva a la idea de los mandamientos religiosos: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo"; y los límites de ese amor. Algunos sabios agregaron una versión más pragmática: "No le hagas al prójimo lo que te resulta odioso a ti, esta es toda la ley. El resto es solo comentario".
En su tercer montaje, junto a su habitual grupo de trabajo y con la codirección de Andreína Olivari, la trama gira en torno a un grupo de médicos chilenos que prepara una exposición para una convención internacional sobre ayuda humanitaria. El mundo de las organizaciones no gubernamentales (ONG) y el de los médicos gozan de fama intachable, la imagen de personas brillantes y altruistas. Sin embargo, esa imagen se desarma cuando a medida que avanza la historia vemos a personas miserables cuando relatan cómo se relacionan con sus pacientes "amenitas", un nombre ficticio para representar a un otro salvaje, que despierta rechazo, curiosidad, deseo. Cada uno de los cinco médicos, interpretados por un excelente elenco -Gabriel Cañas, Carlos Donoso, Paulina Giglio, Franco Toledo y Gabriel Urzúa- deshilvanan en las conversaciones los invisibles hilos de la intolerancia, la desidia, la crueldad. Resultan especialmente peligrosos estos sentimientos cuando vienen de parte de personas que tienen poder sobre la vida y la muerte de otro, como es el caso de la relación médico-paciente. Y, también, aparecen la curiosidad, la solidaridad y el deseo por el otro; en el fondo, los sentimientos ambivalentes que nos despierta.
Ahí se instala la cuestión: ¿Los médicos tratan a todos los pacientes por igual? También aparece el arquetipo del enemigo en las presentaciones con Power Point que proyectan láminas con respuestas a cuestionarios delirantes a los pacientes. Por ejemplo, cuando se dice que "los amenitas" prefieren médicos que manifiesten directamente sus prejuicios al momento de atenderlos. Información que a veces es explicada en inglés con citas apócrifas riéndose de esta muestra de expertos. En este punto es imposible no hacer un paralelo con la obra "Donde viven los bárbaros", nuevamente una reunión con personas sofisticadas y letradas animan un debate, con agudeza y sarcasmo, sobre la inconsecuencia de lo políticamente correcto. Otra vez aparece la dialéctica entre la "supuesta" civilización y la "supuesta" barbarie. De una u otra forma se busca instalar una interrogante universal sobre la existencia del bárbaro, ese extraño ser que suele ser el acompañante inherente en el desarrollo de la historia. Sus protagonistas buscarán el bárbaro en ese momento en la sugerencia de relación libidinosa con uno de ellos por la única médica mujer, o en la autoría de un crimen por el médico atormentado que obedece el apodo de "Conejo", o en la golpiza que recibe la mujer.
El diseño integral de Los Contadores Auditores es genial, hay una barra de neón que marca el paso del tiempo. Los médicos se ven angustiados en los preparativos del gran congreso y discuten temas hasta hundirse en la mediocridad y las limitaciones en un ambiente inhóspito. Y, luego, se ambienta sin temor a la fealdad, esos salones insípidos con mesas de manteles de colores desteñidos, propios de las convenciones académicas. Sin embargo, habría que mencionar que el texto, muy bien hilado, corre a tal velocidad que es difícil asir sus ideas. Es importante crear un ritmo para esta propuesta, para digerirlo, para ir siguiendo este juego conceptual. Porque de algún modo Manzi está desmontando de qué forma se moldean nuestras mentes y se inoculan las ideologías y los prejuicios.
"Tu amarás" puede ser una propuesta árida en algunos momentos, pero está explorando más allá de la superficie de las buenas intenciones y la normalidad, para mostrar cómo se da violencia en las relaciones humanas en sociedades avanzadas y entornos democráticos. Está repensando la figura del "bárbaro", ese grupo al que se asignan conductas monstruosas que es la válvula de escape de la inherente destrucción de la especie, la necesidad de un chivo expiatorio. Ese bárbaro puede ser alguien de otra etnia, religión; en un momento fueron los homosexuales; ahora, para algunos, las personas trans, los inmigrantes.
Manzi parece poner todo en signo de pregunta: ¿Tú amarás? ¿Cómo amar al distinto? Temas que aparecen una y otra vez en estos días con la ley de la identidad de género o las políticas de migración. Amar, tolerar, al otro como a uno mismo es un mandato imposible de cumplir en su totalidad.