La vuelta a clases produce sentimientos encontrados tanto a los papás como a los niños. Un año escolar que empieza es como una página en blanco en que se empieza a escribir lo que será la historia del nuevo año. Normalmente se inicia con muy buenos propósitos y es bueno que así sea, para partir con energías renovadas. Es positivo comenzar en un ánimo amistoso y no controlador, conversar con los niños sobre las metas y sobre los mecanismos para cumplirlas.
Es importante que las metas que los niños se pongan sean realistas y que consideren todas sus necesidades y no sólo las exigencias escolares. La preparación física y psicológica hace parte de una buena planificación del año. Por supuesto también es un factor a considerar la organización de los espacios y los tiempos. Los niños requieren, además de tiempo para estudiar, espacios para jugar, para desarrollar sus intereses y para compartir con sus amigos. Una actitud colegio-céntrica, puede terminar por ser contraproducente y frenar el desarrollo personal. Los países que han abordado el tema de la prevención y promoción de la salud mental, incentivando los intereses de los niños y respetando sus espacios de juego, han reducido los índices de alcoholismo, drogadicción y obesidad.
Es importante que las actividades extraprogramáticas que los niños realicen no sean impuestas por los adultos y sean de alta calidad para que desarrollen lo mejor de sus fortalezas. La pintura, la música, el teatro, los talleres literarios, los grupos de cine, las academias de ciencia, los talleres de robótica y de fotografía y tantos otros, pueden, al ser escogidos por los alumnos, favorecer una actitud positiva hacia el colegio.
A muchos niños y niñas entrar al colegio y volver a encontrarse con sus compañeros les produce un sentimiento bastante parecido a la felicidad. Para aquellos que han sufrido experiencias de acoso escolar, en cambio, es una pesadilla pensar en volver a clases y necesitarán de apoyo especializado para aprender a defenderse. Preocúpese de despedir bien las vacaciones y de empezar el año en una actitud que transmita al niño confianza en sus capacidades, entregándole una mirada esperanzadora del año que se inicia.