... "hay que tener mucho cuidado". Se lo recordaríamos al nuevo restorán Odisea, de Maitencillo, con cuya visita terminaremos nuestro recorrido estival por esta zona veraniega de gran dinamismo culinario.
Es un restorán bien puesto, con buena vista y no pocas pretensiones, que se reflejan en los precios (a la altura de Santiago barrio alto), lo que conlleva riesgos en este balneario donde abundan los bistrós de buen nivel y algo más baratos. Pero es buena alternativa, de un tono diferente. El servicio está en rodaje todavía (abrió hace pocos días): considerando que no debe uno demorarse en un restorán más de hora y media (entrada, fondo y postre), a este lo salvó la campana.
Carta larguita, de la que no había ninguno de los platos de lenguado y solo la mitad de los postres. Pequeñas decepciones que dejan huella. ¿Insistiremos en que se anuncie en pizarras lo disponible ese día? Pareciera no estar ello en la mente de los ambiciosos "restauradores" chilenos.
Buenas empanaditas de tedioso camarón con queso (solo de eso; $8.900 las seis). Y un pilpil Peruco ($12.900), quizá sobrevalorado, a pesar de la buena cantidad de locos rebanados que trae. El "pilpil" se está poniendo de moda, aunque no es "pilpil", sino un plato al ajillo: aceite, ajo y ají cacho de cabra. Es buena fórmula: se echa ahí todo tipo de mariscos y el conjunto es rico. Pero tiene que estar muy caliente, lo que no ocurrió aquí. El Peruco traía también champiñones de París. Tomando todo en cuenta, buen plato, pero mejor más calientito...
La corvina con salsa de alcaparras ($10.990), que reemplazó al lenguado, fue muy correcta: a la plancha, con buena mantequilla y la salsita de alcaparras abundante y sabrosa. La pedimos con unas "papas provenzal" ($2.800) sorprendentemente buenas: fritas en cuadros, con tocino y aceitunas. Original y rico.
Hemos dejado para el final (o casi) nuestro congrio frito ($10.800) que fue un gran tropezón en el almuerzo: buen trozo, con su espinazo, como debe ser (hay por ahí congrios fritos en filetes...). Pero mala la fritura: carecía de esa crocancia que es esencial en este plato, cuyo batido debe ser como de tempura. Y, lo peor, el pescado estaba crudón por dentro -no "a punto", sino crudón-. Dado "lo avanzado de la hora", preferimos no devolverlo a la cocina a freírse más, lo que, por otra parte, hubiera terminado de arruinar el rebozo. El pescado frito es el punto esencial del examen de un restorán costero (como lo es la leche asada en uno de tierra adentro): consíganse una "señora Juanita", nacida y criada en caleta de la región. Si no la consiguen, no ofrezcan pescado frito.
Postres: muy mal kuchen de frambuesas ($3.700), especie de "cheesecake" en masa, y buenas papayas (cocidas, no en tarro) con helado ($3.900), en enorme porción.
Avenida del Mar 01366, Maitencillo,
32 2277 1908.