Para los padres es conmovedor y los llena de felicidad cuando escuchan a sus hijos pronunciar sus primeras palabras con las distorsiones del habla infantil y el hablar a "media lengua" que caracteriza los tres primeros años de vida, lo cual provoca ternura y un enorme sentimiento de cercanía con hijos o nietos.
Durante los cinco primeros años de vida, es frecuente y normal que los niños tengan defectos de pronunciación, pero pasados los cinco años, estos defectos tendrían que haber desaparecido, incorporando correctamente el repertorio fonético de su lengua nativa. Las dificultades más frecuentes se encuentran en la pronunciación de la erre y la ese, pero existen otras letras a las que hay que ponerles atención, las que, de no ser tratadas, pueden permanecer a veces en la adolescencia y en la adultez, transformándose en una condición muy molesta para quien la padece, que puede ser objeto de burla por parte de sus compañeros, generando en los niños problemas socioemocionales.
Si pasado esa edad continúan presentándose dificultades, es necesario consultar porque podría tratarse de las dislalias y ellas son más fácilmente reeducables en los primeros años de vida, por la mayor neuroplasticidad del cerebro infantil.
La mayor parte de las dislalias se deben a causas de tipo funcional, por no haberse producido una suficiente maduración en las estructuras que coordinan el lenguaje, por una mala colocación de la lengua o de los movimientos de la boca. En algunos casos, que son la minoría, las dificultades pueden deberse a malformación en los órganos o problemas en el área auditiva. Para descartar esto, se aconseja consultar tempranamente para así identificar rápidamente la causa. Las dislalias funcionales, si son tratadas oportunamente, remiten con pocas sesiones de tratamiento. En cambio si se postergan, la rehabilitación puede tomar mucho más tiempo.
La familia tiene un rol importantísimo en el desarrollo del lenguaje. Es imprescindible hablar mucho y en forma correcta con los niños sin corregirlos, pero hablando bien pronunciado y, por supuesto, nunca avergonzarlos por lo que dicen.
Cuando presentan esta dificultad, se desaconseja el uso del chupete y la mantención de un lenguaje infantilizado como forma de comunicación con los niños. Contar cuentos y escuchar canciones es una vía importante de estimulación del lenguaje. Favorecer el desarrollo del lenguaje y consultar en forma oportuna es, sin duda, la mejor manera de solucionar una dificultad.