Transcribo a continuación el maravilloso párrafo del libro "Los pacientes del doctor García", de la saga "Episodios de una Guerra Interminable" de Almudena Grandes, que describe con gran fuerza la felicidad de una abuela al recibir la noticia del nacimiento de un nieto o nieta.
"Cuando se enteró que iba a ser abuela, Caridad rejuveneció de pronto. Se levantó de un salto de la butaca donde estaba sentada y su repentina agilidad me sorprendió menos que la ambición de su sonrisa, el motor de una transfiguración luminosa y completa que encendió en sus ojos un brillo que yo ni siquiera había podido adivinar. ... Porque voy a querer tanto a ese niño, o a esa niña, claro, si es niña la voy a querer igual, tanto, tanto, y le enseñaré a hablar en inglés, a tocar el piano, a mi nieta, o a mi nieto, claro, le hablaré de su abuelo, Andrés estaría tan contento...".
Cómo me hubiera gustado que hubiésemos tenido oportunidad de leerlo cuando escribimos el libro "Los abuelos están de regreso", para incorporar con más fuerza ese regalo de la vida que son los nietos, ya que cuando somos capaces de expresarlo a nuestros hijos(as), revitaliza el vínculo de padres e hijos. El acercamiento se produce por esa enorme felicidad que es la aventura de tener una nueva vida en la familia.Porque la felicidad de ser abuela o abuelo no es solo por el nacimiento del nieto(a), sino por la alegría de ver convertirse a los hijos en padres.
Estoy consciente de que a veces puede que la abuelitud encuentre a los abuelos en una actitud poco receptiva, como sucede con los embarazos adolescentes. Pero la experiencia clínica demuestra que si se asume de forma positiva, esos nietos llegan a ser muy queridos y juegan un rol fundamental en la transformación personal de esos jóvenes padres.
Los nietos son un estímulo cognitivo continuo que obliga a desarrollar una gran flexibilidad para adaptarse a sus demandas y a los continuos cambios en su desarrollo. Como plantea Spitzer, autor de "La Demencia Digital", la mejor actividad para prevenir las demencias es salir a pasear con un nieto o nieta. Y quien no tiene nietos, debiera adoptar uno.
Ellos son un vínculo que nos ata a la vida y da un vuelco en ciento ochenta grados a la forma de enfrentarla. Esto se produce en una etapa del ciclo vital en que hay tantas pérdidas, como la muerte de amigos, disminución de capacidades, menores ingresos. Los nietos nos entregan una dimensión de la vida en que sigue con sus desafíos. ¦