Mientras la vida se presenta como un natural declive hacia la muerte para algunos, en el caso de este restaurante turco acontece lo contrario. Desde su apertura hace unos años hasta hoy han mejorado ostensiblemente, sin cejar en su propuesta étnica. Y sentarse en una de sus mesas, escuchar su música, revisar su carta con novedades y sorprenderse con sus platos, es un ejercicio que engorda en vez de adelgazar. Aplauso, señores de Meze.
Y en esta ocasión, con espíritu explorador, se les dio el bajo a tres platos de degustación. Todos parejitos, sorpresivos, sin errores.
Para partir, un mix meze ($7.950). Aquí se encuentra un poco de burgol con menta, una cuota de hummus, unas berenjenas con yogurt y ajo con un toque de salsa de tomate natural, falafel, unos tubitos de masa filo rellenos de queso y algo más. Una mezcla de sabores aromáticos y sutiles del estilo come y calla.
Para refrescar, una porción de pepino con yogur y menta, cacik ($3.250).
De fondo, otro surtido ($21.900), acompañado de una ensalada de tomate, pepino y cebolla. Aquí venía un zapallito relleno en salsa, unas pequeñas hamburguesas, un pincho, carne deshilachada y una fuentecita con una de las mejores musakkas -un "pastel" de berenjenas y carne- del mundo. Nuevamente, un montón de nombres raros para un montón de gustos diversos.
Para terminar, una degustación ($5.250) nuevamente. Con un baklava (de lo poco reconocible), algo descrito como una crème brûlée de café turco y una galleta de sémola y almendras, con un porongo de helado de vainilla. Re-la-jan-te. Acompañando esto, un café turco servido en unas tacitas recubiertas de metal. Otro detalle minucioso entre muchos otros, con una atención diligente, en un ambiente exótico, en un restaurante necesario. Si se alienta, vea su carta en www.meze.cl, para animarse a explorar en un territorio seguro y novedoso.
Manuel Montt 270, 2 2378 3646.