Este café/bistró está situado en la esquina de Eliodoro Yáñez con Hernando de Aguirre. Es un barrio bonito y tranquilo. La casa es grande, cómoda, con algunas terrazas. Sus problemas, sin embargo, son varios.
El primero es que ha comenzado a funcionar como bistró sin tener todavía patente de alcoholes: no hay ni cervezas ni vinos ni nada. Frustrante para quien quiere otra cosa que no sea repostería. ¿Un bistró sin cerveza? Estuvo bien la limonada con menta y jengibre; pero semejante bebedizo es más para nursery que para bistró.
El segundo es que, hasta que encuentre alguien que verdaderamente sepa de cocina, el local debiera abstenerse de ofrecer platos de comida. La experiencia que tuvimos fue terrible.
ADVERTENCIA: hay que hacer la siguiente aclaración de inmediato, antes de entrar a los detalles: en el rubro pastelería y repostería el lugar nos pareció aceptable. Hay una variedad de, más que pasteles, pequeñas tortas (así son de grandes) y tartas de dar y recibir, sin que sea digno de mención ningún rasgo ni producto en especial. También los helados son muy católicos y, algunos, novedosos (como el de piña colada). O sea, nuestra crítica (y la correspondiente nota asignada) se refiere sólo a los platos de comida, aunque no podríamos dejar de mencionar, de paso, que el éclair que pedimos, para probar la mano del pastelero, fue intragable. ADEMÁS: las pizzas, de las cuales pedimos una muy curiosa llamada "estrella" (no redonda sino con cinco puntas, en cada una de las cuales, en un doblez, se había acumulado o queso azul, o peperoni, etc.), son también aceptables, sin salir de lo común.
Vamos a la parte bistró, que es lo que nos interesa. Despachada la pizza "estrella" ($12.000) entre dos, como entrada, nos fuimos al primer fondo, un "cachopo" ($7.990). Es receta asturiana popular, de escalopas delgadas de ternera o de vaca juvenil, rellenas con lonchas de jamón serrano y queso, apanadas y fritas. En nuestro caso, las escalopas (si es que lo eran) del cachopo resultaron demasiado gruesas; el jamón serrano fue reemplazado por jamón cocido, y el queso estuvo bien, igual que el apanado. Pero el conjunto no tuvo esa liviandad propia de este plato, que sin ser particularmente refinado, exige buena confección. El contorno fue una catástrofe: papas "chauchas", es decir, rebanadas muy delgadas, que venían pegadas, rezumando aceite en grandes cantidades. Información al cocinero: estas frituras se ponen previamente en papel absorbente. No las comimos.
Otro fondo: sorrentinos de pollo con jengibre con salsa boloñesa ($7.500). Los sorrentinos, excelentes (¿cuál será su origen?); pero la boloñesa, otra catástrofe: enorme cantidad de zanahoria rallada y carne molida, con un toque de tomate. Hubo que extraer los sorrentinos de ese horror para comerlos.
Recomendación: cierren el bistró hasta conseguir alguien que sepa cocinar; sigan con las pizzas y pasteles, buenos. No se críen mala fama.
Hernando de Aguirre 1249, Providencia. 2 3270 5484.