Es importante que los niños aprendan a cuidarse y quererse a sí mismos, lo cual ha sido destacado como un objetivo central para una buena crianza. A veces nos esmeramos mucho en los otros, en desmedro del autocuidado; entonces los niños aprenden por modelo que el cuidar de uno mismo no es importante. Hacerlo refleja una valoración de uno mismo, que se manifiesta en darnos tiempo y espacio para ello. La forma en que las personas cuidan de sí mismas es un aspecto que refleja su nivel de autoestima.
"Lúculo cena con Lúculo" es una antigua expresión usada en los países anglosajones, que se refiere a tener la actitud proactiva de autocuidado. La frase tiene su origen en una anécdota del famoso general romano Lucio Licinio Lúculo, quien murió en el año 56 a.C. Él fue un gran militar que derrotó a Mitrídates, rey del Ponto. Tenía una suntuosa villa donde le gustaba recibir con lujo a sus invitados. Una noche en la que cenaría solo, sus sirvientes le dieron una comida normal. Al reclamar, lo hizo utilizando una pregunta que se hizo célebre:
"¿No sabías que hoy Lúculo viene a cenar con Lúculo?"
Es necesario estar bien consigo mismo, aprendiendo a conectarse con las propias necesidades y darse algunos espacios propios. ¿Por qué no? Los niños tienen que ver a sus padres quererse y cuidarse a sí mismos. No se trata de ser egocéntrico ni menos narciso, pero sí permitirse pequeños agrados, de aquellos que hacen que la vida sea un espacio más grato y luminoso.
Una niñita le reclamaba a su mamá, en la misma línea de pensamiento de Lúculo: "¿por qué solo comemos cosas ricas cuando hay visitas? Y además a veces ni siquiera nos dejan probarlas".
Cada día las familias son más pequeñas y por esa misma razón suelen descuidar los espacios de convivencia en común. A veces se come cualquier cosa rápida en una bandeja y frente a la televisión. Una familia unipersonal es igual una familia; por ejemplo, una madre con un hijo único es tan familia como una familia numerosa.
Esforzarse por hacer de los ritos familiares cotidianos, especialmente de la comida, un espacio cálido y nutritivo, quedará guardado en los buenos recuerdos de la niñez, como lo testimonia una mujer recién casada:
"Cuando murió mi papá", cuenta Norma, "quedamos solo mi mamá y yo. A pesar de lo triste que estaba ella, siguió cuidando de la casa, poniendo flores y preocupándose de que hubiera cosas ricas a la hora de comida y de que la mesa estuviera bien puesta".