Una nueva versión de la Feria Internacional del Libro de Santiago, Filsa, se está desarrollando desde el jueves en la Estación Mapocho. Como cada año, la centenaria estación de trenes congrega a editores, libreros, autores, delegaciones de diversos países y a un público de todas las edades y condiciones en torno al libro, que adquiere durante 18 días un masivo protagonismo.
Otras ferias han ido ganando presencia en la capital -como la Primavera del Libro y la Furia-, pero todavía no se comparan con la Filsa en tamaño y nivel de conocimiento de la gente. Tampoco las que se realizan en regiones, aunque existen ejemplos notables, como la Feria Zicosur de Antofagasta.
Con sus 37 años de vida, 29 de ellos albergada en el recinto de la Estación Mapocho, la Filsa es hoy, sin lugar a dudas, la de mayor trascendencia en el país. ¿Y qué ofrece? Una amplia muestra de libros en un gran espacio, lo que permite satisfacer a distintos tipos de lectores: los "iniciados" tal vez comprueben con satisfacción, y un toque de vanidad, que lo realmente bueno ya lo conocen; los "militantes" tendrán la oportunidad de ponerse al día; mientras que los "indignados", por falta de tiempo o dinero, quizás encuentren ese libro por el que vale la pena ahorrar en ambos ítems. Incluso para los incautos, cuyo objetivo no sea otro que acompañar a la señora, al marido, a los hijos o a un amigo, siempre habrá un hallazgo a la vuelta de la esquina.
En ese sentido, los espectáculos de música, teatro e infantiles que incluye el programa cultural pueden servir para atraer a potenciales lectores, pero ¿se justifica que este tenga "más de 700 actividades" -entre lanzamientos de libros, diálogos literarios, lecturas y los ya mencionados espectáculos-, como ha dicho con orgullo Eduardo Castillo, presidente de la Cámara Chilena del Libro, organizadora de la muestra? ¿Es razonable que, a sus 86 años, el poeta Efraín Barquero premio Nacional de Literatura 2008, de vuelta en su país después de décadas de ausencia y autor de una obra poética de conmovedora calidad- "compita" no solo con la música estridente que obligaba a cerrar la puerta de su presentación, sino también con el escritor peruano Alonso Cueto, uno de los invitados más relevantes de este año? En casos como este -que es solo un ejemplo- la superposición de actividades en vez de sumar, resta.
Lo que debe aumentar cada año es la cantidad y variedad de los libros. El programa cultural puede ser excelente con menos oferta, pero bien escogida y organizada. Y ya que se trata de una estación, con pantallas bien visibles que anuncien claramente el próximo destino.