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Viernes 20 de octubre de 2017
John Norton: Pobres vacas
"Y ya con esta tercera experiencia en John Norton, el ánimo no estaba para postre, aunque quién sabe si las recetas sin carne sí saben hacerlas bien".
Entre los nuevos locales del Mirador de Alto Las Condes está un sitio que se promociona como inglés y también como experto en carnes. Buena cosa, por lo menos en el papel, ya que dentro de la inmerecida fama británica de su cocina fome, siempre se hace la excepción con su habilidad casi genética para el asador. Entonces, grandes expectativas, pero que terminaron como cumbres borrascosas (chiste culto).
De entrada, unas tostadas con roast beef ($8.800) que incluían en su bautizo "Hein beans", por traer porotos agridulces de esa marca. Bueno, primero que nada fue flaco favor al placement, porque no tenían porotos. Luego, una palta ofrecida en la carta, inexistente. Y, lo peor de todo: unas lonjas minúsculas de algo que NO era roast beef, porque en este la carne viene rosadita, y esto era carne cocida en su totalidad. Un chiste. Y malo.
Luego los fondos, de una oferta donde destacan precios altos para ser un lugar informal (mantel y servilletas de papel, y con un par de platos en su carta a... $23.000). Primero, unas albóndigas sobre puré de papas rústico y con cebolla caramelizada ($9.800). Y hay que decirlo: por suerte el cuchillo era de los aserrados, porque eran ricas y duras las albóndigas, lo mismo que un pedazo de papa poco cocido escondido en medio del puré. Las cebollas sí estaban buenas.
Y el summum de esta experiencia podría resumirse en buen chileno como "un bistec duro y casi quemado por catorce lucas", en vez de "rib eye black Angus" a $14.500. Porque pese a ser, tal vez, un trozo de buen animal, ni se notó al venir muy, pero muy hecho, siendo que se pidió tres cuartos. Y ya con esta tercera experiencia en John Norton, el ánimo no estaba para postre, aunque quién sabe si las recetas sin carne sí saben hacerlas bien.
Por lo menos ese día se libraron el asado de tira y el osobucco, porque no tenían.
Y, para terminar, a otra fama británica tampoco le hacen honores en esta "british meat house": los fondos llegaron a la media hora, con el restaurante prácticamente vacío.
Kennedy 9001, local 3229, 9 8290 1897.
De entrada, unas tostadas con roast beef ($8.800) que incluían en su bautizo "Hein beans", por traer porotos agridulces de esa marca. Bueno, primero que nada fue flaco favor al placement, porque no tenían porotos. Luego, una palta ofrecida en la carta, inexistente. Y, lo peor de todo: unas lonjas minúsculas de algo que NO era roast beef, porque en este la carne viene rosadita, y esto era carne cocida en su totalidad. Un chiste. Y malo.
Luego los fondos, de una oferta donde destacan precios altos para ser un lugar informal (mantel y servilletas de papel, y con un par de platos en su carta a... $23.000). Primero, unas albóndigas sobre puré de papas rústico y con cebolla caramelizada ($9.800). Y hay que decirlo: por suerte el cuchillo era de los aserrados, porque eran ricas y duras las albóndigas, lo mismo que un pedazo de papa poco cocido escondido en medio del puré. Las cebollas sí estaban buenas.
Y el summum de esta experiencia podría resumirse en buen chileno como "un bistec duro y casi quemado por catorce lucas", en vez de "rib eye black Angus" a $14.500. Porque pese a ser, tal vez, un trozo de buen animal, ni se notó al venir muy, pero muy hecho, siendo que se pidió tres cuartos. Y ya con esta tercera experiencia en John Norton, el ánimo no estaba para postre, aunque quién sabe si las recetas sin carne sí saben hacerlas bien.
Por lo menos ese día se libraron el asado de tira y el osobucco, porque no tenían.
Y, para terminar, a otra fama británica tampoco le hacen honores en esta "british meat house": los fondos llegaron a la media hora, con el restaurante prácticamente vacío.
Kennedy 9001, local 3229, 9 8290 1897.
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