En esto de la sencillez, hay que tener fortaleza y no ceder a remilgos y tiquismiquis: que las mesas y sillas sean como de escuela, ¿qué importa? ¿Y que las servilletas sean de papel? Nada de eso importa nada cuando lo que se come es excelente.
Eso es lo que ocurre con este restorán indio que hemos descubierto en el corazón de Providencia, donde está instalado desde hace un par de años, más o menos, siendo extensión de otro, mucho más antiguo, que está en el centro de Santiago. Su propietario lleva diecisiete años en Chile y más de cuarenta en Hispanoamérica, por lo que conoce el gusto nacional, pero, tomándolo en cuenta, no se rinde a él: ¡gracias al cielo, porque nuestro gusto nacional necesita ser educado en las grandes cocinas del mundo! Y se ve circular en la cocina no menos de siete cocineros indios que trafican por aquí y por allá, sellando con su aspecto inconfundiblemente indio la indianidad de lo que cocinan. Hay además en el comedor indios que comen con sus familias: mejor señal de autenticidad, imposible.
Creemos que es la mejor comida india que hemos conocido en Santiago, luego de recorrer todos los restoranes de esta nacionalidad que existen entre nosotros. Porque aparte de la armonía y equilibrio de las complejas y aromáticas salsas, las materias primas son tratadas con una técnica que envidiarían muchos otros restoranes: que le llegue a uno una pechuga de pollo cocinada a punto, jugosa, sin asomo de sequedad; o que el pescado llegue también cocido a punto, o que los garbanzos sean grandes y cocidos a la perfección: ¡ah, qué gran cosa es!
En punto de picor, no se asuste, Madame: todo ha sido tomado en cuenta. Nosotros pedimos nuestros platos con "picante medio" y todo resultó estupendo. Ningún reparo en este aspecto.
Ahora, para que tenga Usía una idea, lo que pedimos fue lo siguiente: de entrada, un gran plato de carnes mixtas (pollo, pescado, carnes molidas bien trabajadas) acompañado de un par de ricas salsas; se llama alag alag kismn ke kabab ($7.500). Dos comen satisfactoriamente de él.
Seguimos con unos exquisitos garbanzos, punjabi chole bhature ($5.300), que llegaron a la mesa con dos grandes y livianísimas sopaipillas fritas, de un pan ligero, buenísimo para hacer con él "tacos" para comer los garbanzos. Y comimos además un excelente pollo, murgh akhbari ($ 5.800), plato del chef: rica salsa, con un toque de queso. Junto con esto probamos un excelente naan con mantequilla derretida ($1.200), el pan indio, que alcanzó de sobra para dos. Bebidas: una excelente limonada aromática ($2.000), y lassi de mango ($2.200), bebida de yogur con pulpa de la fruta. Postres: el mejor gulab jamum (fritos de leche en almíbar; $2.500) y buen kulfi de mango (helado de fruta; $3.000).
Resumen: excelente cocina india.
General Holley 2368, Providencia. 2 2233
1684.