Educar a los hijos para que sean buenas personas, responsables de sus actos y con una actitud benevolente y justa hacia los otros es una aspiración de todo buen padre o buena madre. La bondad se reconoce fácilmente y se refleja en los actos, en la mirada y en la forma en que las personas se vinculan con los otros, con los objetos y con la naturaleza. Un niño bondadoso cuida de los animales y de las plantas, y es consciente de la necesidad de cuidar el entorno.
Buda Gautama planteaba: "Por encima de todo está la bondad afectuosa. Así como la luz de la luna ilumina setenta veces más que las estrellas, la bondad afectuosa libera el corazón de una forma setenta veces más efectiva que todos los demás logros religiosos juntos". Qué más quisiéramos los adultos que nuestros niños crecieran con esta maravillosa característica.
Se atribuye a Beethoven, el gran músico, el haber dicho que el único signo de superioridad que reconocía era la bondad. Ser una buena persona enriquece a quien es bondadoso y al mundo que lo rodea. La bondad es una disposición anímica que tiende a que las personas se relacionen con los otros cuidándolos, expresándoles su afecto y teniendo una preocupación activa por su bienestar.
Un niño bondadoso es siempre alguien querible, porque es empático con las necesidades e intereses de los demás y tiene una actitud activa en colaborar con su bienestar físico y emocional. Las personas bondadosas ayudan a que circulen emociones positivas en los ambientes que habitan, irradiando ternura y siendo un aporte significativo a la convivencia social.
Tener conversaciones con los hijos acerca de la bondad, rescatando los modelos del mundo familiar y social que ellos consideran bondadosos, es una excelente herramienta para ir sembrando en ellos la semilla de la bondad. Si además tienen la oportunidad de ver a sus padres actuar como personas bondadosas, serán terreno fértil para que la semilla de la bondad germine en ellos.
La presencia de la bondad afectuosa en nuestros niños es un regalo para ellos, para nosotros y para sus contextos escolares, pero sobre todo para que ellos puedan aportar en la construcción de un mundo mejor.