De todas las películas de Pixar, las de "Cars" son aquellas que parecen funcionar mejor con los niños del mundo. Unas películas que podrían describirse perfectamente como "Jugar con autitos: The movie", con moralejas simples y sin hacerse muchas preguntas de esas que tanto molestan al adulto promedio ("¿Por qué tienen vida los autos? ¿Quién construyó la civilización? ¿Por qué tienen puertas?", y así). En esta entrega, Rayo McQueen enfrenta a un rival último modelo mucho más veloz que él, por lo que decide entrenar duro para vencerlo ("¿Por qué entrena una máquina?"), en lo que seguro será una carrera épica. Es aquí donde Pixar flexiona esos músculos narrativos que tantas loas les han dado en su filmografía, con un giro inesperado que le da a la película toda la profundidad (y vigencia) que necesitaba, y que eleva esta historia de conflictos deportivos y dilemas morales a una altura que no había tocado hasta ahora, con todo el festín de color y humor ya esperable en sus producciones. Y así, "Cars" llega donde llegó la saga Rocky, sacándole tres películas de ventaja.
EE.UU., 2017. 102 minutos. Todo espectador.