Un lugar puede estar bien decorado, como es el caso. También puede tener comida rica. Pero si el personal anda pajareando, la sensación que queda no es la mejor. Y eso que la gentileza es gratis, parece.Primero: para ser un restaurante de mall, donde la gente come cuando tiene ganas y no ciñéndose a algún horario british, no es recomendable que el personal esté "colando" en el restaurante mismo un cuarto para la una de la tarde.
Ni afinando los últimos detalles del orden en los minutos posteriores. ¿Viejo metido? Pues sí.Segundo: ver al personal parado junto a la barra conversando entre ellos cuando tu mesa está con los platos vacíos de las entradas junto a los platos de fondo tampoco es lo que se dice recomendable.Más nervio señores del Frank, por favor.Y yendo a la carta, hay una oferta declaradamente gringa, con esas carnes sabrosas y adictivas como el pulled pork, que es chanchito bien aliñado y desmenuzado (también lo hacen con pollo), y brisket, nuevamente la proteína macerada y ahumada -en este caso, vacuno-, agridulce y del verbo blanda.
Esto ya vale la visita, si quiere darse el gusto de comer una carne poco ubicable en nuestra capital y que no exige tanto estrés dental. Para partir, por el maldito frío, una cacerolita de sopa de zapallo y zanahoria ($5.900) de lo más reparadora, con un toque de jengibre y semillas de zapallo, aunque lloró una panera de acompañamiento. Y un tártaro ($8.200) muy bien preparado, con su yema cruda muy naranja y unas hojitas de lechuga aliñadas con un dressing agridulce. Las papas fritas Frank's ($2.800) estuvieron más al debe: lacias y con un exceso de aceite de trufa, lo que las volvió difíciles de terminar.
Menos es más en este caso.De fondo, con los platos vacíos ocupando la mesa, la abundante ensalada Moma ($7.600), con harta lechuga, pollo grillado, aceitunas, tomate cherry, nueces y aliño agridulce. Una real comida completa. Y uno de los motivos de la visita: el brisket de vacuno ($8.400), cortado en pequeños bocados jugosos y en una plancha caliente. A primera vista, un exceso de cantidad para un solo individuo (son 300 gramos), pero que se puede, y con una gran felicidad, se puede. Tan grata es la experiencia que quedan para una futura visita el pulled pork y otros cortes de carne, porque si también les salen así de buenos, hay que volver.Hay variedad de sándwiches, algunas pizzas y pastas también en Frank. Lo que les falta, eso sí, es aliñar con una mejor atención.
Boulevard Parque Arauco, local 363 A, 2 2201 6754.