La revolución tecnológica es de tal magnitud, que quienes tienen menos oportunidades de acceso a Internet y a las redes sociales ven disminuida significativamente su posibilidad de acceso a información que les podría ser útil y una menor oportunidad de acceso a trabajos que requieren niveles de competencia tecnológica.
Lo más grave es que los requerimientos tecnológicos son cada vez mayores para trámites muy cotidianos. No tener competencias a nivel de usuario hace que las personas que no tienen las habilidades requeridas pierdan autonomía y se hagan dependientes de otros para resolver problemas del diario vivir. Cuántas veces ha sucedido que, al tener problemas con una línea aérea o algún trámite en otra dependencia, se acerca usted al mesón de la oficina y recibe por respuesta un displicente "entre a la página web y formalice su reclamo". Página que no siempre funciona o el cliente no entiende ni logra hacer funcionar.
Aun cuando las mujeres van progresivamente haciendo un mayor uso de la tecnología, es claro que los hombres llevan la delantera y que hay una brecha de género que va en desmedro de ellas. Es cierto que esta brecha va disminuyendo, pero aún se mantiene y es posible observar en este terreno microinequidades, tanto en la familia como en la escuela.
En los estereotipos de género, la tecnología ha estado más asociada con competencias masculinas que femeninas. Muchas familias regalan más instrumentos tecnológicos a sus hijos que a sus hijas y a edades menores
La socialización en las familias y en la escuela tiene que ser más igualitaria y advertir a ambos sexos de las ventajas del uso y del riesgo del abuso de las tecnologías. Lo primero que tenemos que aprender, es que no todo lo que circula en la red es verdadero. Por ejemplo, una de las noticias más vistas fue la que anunciaba que el Papa Francisco apoyaba a Donald Trump en su candidatura a Presidente de los Estados Unidos. Esta noticia era falsa, pero tuvo un enorme impacto. La ingenuidad es muy peligrosa en esta área.
A los niños y adolescentes hay que advertirles que quienes se contactan con ellos en las redes pueden estar falseando su identidad y buscando información. Una buena estrategia es que los colegios pidan a sus alumnos hacer presentaciones sobre las ventajas y riesgos del mundo digital.