La culpa no es del restaurante del momento, ni del último estreno en el cine ni del libro recién lanzado, aunque siempre es mejor la sorpresa cuando se está sin expectativas. O, más aún, cuando estas son bajas. Pero cuando el río suena, se espera lo mejor. Y cuando esto es bueno, hay que hacerse cargo del descalce.
El Café San Juan es filial de un taquillero restaurante argentino, instalado en la esquina de Julio Prado y Bilbao en un local largo tiempo abandonado. Es amplio aunque no lo parezca, decorado con alegría, con música a un nivel de amueblamiento y no protagónica, con una terraza imperdible y atención atentísima y cordial. Se recomienda no ir sin reserva. Más bien, considérela obligatoria y pregunte sobre la disposición de las mesas disponibles, para que quede mejor ubicado (no fue el caso).
La carta no es extensa y los precios de los fondos oscilan entre los $10.900 y los $14.900. Hay entradas, entre las cuales hay montaditos y cazuelas, a las que anteceden una panera y unas aceitunas negras (no les cuesta aliñarlas un poquito). De los primeros, tres trozos de pan fresco con puré de berenjenas ahumadas con nueces caramelizadas ($5.500), de sabor poco intenso para quien lo espera. De los fondos, la pesca del día (merluza española) a la sartén, con una emulsión de pimientos asados y comino, junto con una ensalada de hojas verdes ($11.900). El pescado, en su punto, pero un poco pasado de sal. Y lo que realmente era un error de concepto era un "pastel de trigo burgol" que era, en el plato, algo como un brownie de burgol, rico hasta el tercer bocado, por lo neutro de su sabor.
Mucha mejor suerte se corrió con unos canelones rellenos de mollejas, ricotta, acelga y nueces ($12.900), nadando en una salsa caserísima de tomates y crema. Un interior suave y un exterior de rica acidez, mezclados en una paila. Un ejemplo de rusticidad y fineza.
De los postres, un budín de pan y naranja de antología ($4.900), con helado de manjar granizado, y un budín de maracuyá con frutos rojos ($5.900), con crocantes de naranjas y almendras. Nada que decir. Perfectos con el café que llegó al unísono.
Al momento de pagar los $52.800 correspondientes, considerando que ya se había incluido el 10% ($5.280), se sugirió "redondear" a $60.000 el pago, aumentando la propina. Y uno, tan apequenado y chileno, que había soltado los seis billetitos azules, dijo por defecto que sí, adelante. Un problema extra con este tema de las expectativas.
Av. Francisco Bilbao 765, 2 32657816.