Sí: no hay como la franqueza y la honestidad. Hete aquí un restorán peruano que, con algunas concesiones a la chilenidad (como la rebaja del nivel de picante en los platos, cosa que siempre hemos lamentado), muestra la cara chispeante, levantadora de ánimo, de la cocina del Perú. Curioso: después de comer buena cocina peruana, uno termina con el ánimo por las nubes.
Es que ver cómo nuestros vecinos del norte, sin más que ser fieles a sí mismos y perder el pudor de mostrarse tal como son, han logrado en el mundo tamaños éxitos, es algo que reconforta y nos hace reflexionar sobre nuestro propio caso, en esta "larga y angosta faja": si nosotros hiciéramos lo mismo -que no significa copiar los platos, sino volver a nuestras raíces, como han hecho ellos-, con poco esfuerzo podríamos mostrar también al mundo un rostro que, si no tan brillante como el peruano, es de gran solidez y calidad. Frente al esplendor de la cocina de París, la de Irlanda, sin ser esplendorosa, es excelente.
El local de Tanta es grande, espacioso, bien iluminado y decorado con tino y, sobre todo, bien servido: ¡buen servicio, qué tremendo agrado! Nuestra cata comenzó con una muy católica empanada limeña de ají de gallina ($2.800) y una causa de atún, grande y bien hecha, con una ensaladita aliñada como se debe ($9.600). Gran comienzo, que no demoró casi nada en estar en la mesa.
Para probar la mano limeña, nos fuimos a continuación a un clásico, el lomo saltado ($13.600), plato de gran tamaño, hecho según todas las reglas del arte, con la única observación de que, siendo un plato popular, algunos refinamientos, como la salsa ligada con algo, no le vienen del todo bien: preferimos el juguito suelto, que corra por el plato.
Y catamos también un risotto estupendamente peruanizado, es decir, mestizado con gran acierto: este risotto miraflorino trae una variedad de mariscos, todos de buen tamaño y en abundancia, con un toque (que hubiéramos preferido más intenso) de picante, coronado por la "sarza" peruana, que agrega alegría a cualquier plato ($11.600).
Y los postres fueron una feliz coronación: un "derrumbado de chirimoya" ($5.800) que, como no había chirimoya, mandaron con frutos rojos: rico postre que tiene todo lo que la mente golosa puede querer en un postre: frutas, merengues, crema, manjar blanco...
Y la crema volteada ($3.900) fue impecable, con la única observación que en Lima la hemos comido, en varias partes, espolvoreada con canela, cosa que la pone justo en el límite de lo inefable. ¡Háganlo aquí, es tan fácil!
En suma: un sitio ubicado en un lugar de gran tráfico, si es que uno quiere divertirse con el ir y venir, con estacionamientos cómodos en este sector del Parque Arauco, con buen servicio y platos grandes y bien peruanos (ajícenlos más). Muy recomendable.
Av. Kennedy 5413, Boulevard, piso 1 y 2, Local 371,Las Condes. 2 2364 1369.