María Teresa Larraín es una cineasta radicada en Canadá que padece una enfermedad degenerativa a la vista, y que decide plasmar su camino irreversible hacia la ceguera en este, su último documental. Su amistad con unos vendedores callejeros no videntes se transforma en un apoyo en su propio drama, y también en un acierto narrativo que abre el cerrado mundo de la autobiografía a algo mucho más amplio.
Un relato conmovedor y elocuente, que repasa su propia historia, pero ahonda también en una realidad que para la cineasta será permanente. El trabajo de cámara es un juego constante de luces y foco, y crea una atmósfera poética que calza muy bien con el tono que busca la realizadora, evitando todas las trampas de la autobiografía para componer una obra que es, ante todo, una despedida.
Chile, 2016. 75 minutos, todo espectador.