El significado de volver al colegio difiere muchísimo de un alumno a otro. Para unos pocos, aquellos que tienen buen rendimiento y competencias socioemocionales, es un reencuentro positivo; en tanto que para aquellos con bajas notas y/o problemas de integración social, puede ser una fuente de gran ansiedad y temor.
La responsabilidad de la adaptación al sistema escolar no es sólo de los niños, sino de los adultos a cargo. Es fundamental encontrar formas para que la experiencia escolar sea positiva y de crecimiento emocional. Cada día se critica más al sistema escolar por su falta de flexibilidad para adecuarse a las diferencias individuales. La idea de que todos deben aprender lo mismo y de la misma forma parece estar en retirada desde las teorías y aportes de la neurociencia. Sin embargo, no ha logrado transferirse a las salas de clases para que todos puedan tener éxito en la escuela.
En su libro "Neuroeducación para padres", Nora Rodríguez, que ha sido pionera en la necesidad de realizar una fuerte innovación pedagógica, plantea el problema de la siguiente manera: "¿Cómo pueden las aulas promover un cambio que permita convertir un currículum igual para todos en un proyecto más integrado y más flexible? Sin duda, aplicando el gran aporte de las neurociencias en los aprendizajes, del que se beneficiarán también los buenos alumnos, pero aún más aquellos que demasiado a menudo son estigmatizados por no alcanzar las competencias necesarias...".
Es necesario educar a los niños en sintonía con su cerebro, y ello significa enseñarles a detectar cómo aprender mejor. Cada cerebro es único y hay que buscar la vía para facilitar que aprenda, lo cual podrá ser por la vía auditiva, por la visual y personalizar la enseñanza. El propósito es que durante el aprendizaje se produzca una conexión emocional que favorezca aprender, y no como sucede muchas veces, donde el estrés generado durante el proceso no sólo interfiere el aprendizaje, sino que daña el desarrollo cerebral. Los altos niveles de cortisol que produce el estrés pueden provocar cambios bioquímicos que afectan el funcionamiento cerebral y la respuesta inmunológica frente a las enfermedades.
Así es como la gran tarea de los adultos es la de impulsar a los niños a aprender con agrado y con el menor nivel de estrés posible.