Violeta Parra protagoniza este año dos importantes aniversarios: 50 años de su muerte y 100 de su nacimiento. Mucho se ha especulado sobre las razones que la llevaron -después de varios intentos- a quitarse la vida. La explicación más frecuente ha sido la de sus penas de amor -que las tuvo, era una mujer apasionada-, pero es en la carta que le dejó a su hermano Nicanor donde se encuentran los verdaderos motivos. Y aunque él no ha querido revelarla públicamente, sí ha dicho que en ella "no deja títere con cabeza". Porque si bien hubo quienes la apoyaron, como el propio Nicanor que la trajo a Santiago, compartió con ella sus primeros conocimientos y la impulsó a escribir sus décimas; o Gastón Soublette, que transcribió la música de sus recopilaciones; o Fernando Castillo Velasco, que -siendo alcalde- le cedió el sitio para su carpa en La Reina, fueron más los que le cerraron las puertas, incapaces de ver la originalidad y riqueza de su multifacético trabajo artístico. "Cómo van a quererte/ me pregunto/ Cuando son unos tristes funcionarios/ Grises como las piedras del desierto", escribe el hermano mayor en su conmovedor poema "Defensa de Violeta Parra".
"Tu dolor es un círculo infinito", dice en otro verso sobre esta Violeta que también fue madre, y sufrió con la muerte de su pequeña Rosita Clara -de solo dos años-, de la que se enteró mientras se encontraba de gira en Europa. Es la propia Violeta la que dice en "Versos por la niña muerta": "Llorando de noche y día,/ se terminarán mis horas". Y concluye: "ha de quedar en la historia,/ mi pena y mi sufrimiento".
Lo más probable es que su muerte -ocurrida un fatídico domingo 5 de febrero- siga siendo un misterio, pero ya liberada de ese "círculo infinito" lo que cabe es celebrar su vida, su trabajo y la genialidad con la que creó su obra musical, poética y visual, enraizada siempre en lo más genuino del pueblo chileno. En esa línea, personas e instituciones interesadas en rescatar y difundir su inmenso legado -empezando por la Fundación Violeta Parra, que preside su hija Isabel Parra, y el Consejo de la Cultura y las Artes- echaron a andar "el año de Violeta Parra", el que culminará el próximo 4 de octubre, día de su centenario.
Múltiples actividades a lo largo de nuestro país e incluso en el extranjero recordarán a esta mujer prodigiosa cuya influencia ha trascendido generaciones y fronteras. Varios libros recién publicados o por aparecer nos acercarán a su vida, su obra y su pensamiento. Y una vez apagadas las luces de los festejos, podremos seguir descubriéndola a través del Museo Violeta Parra -gestionado por la fundación-, inaugurado en octubre de 2015.
"Incluido el que habla, nadie sabe quién es Violeta Parra", escribió Nicanor hace más de veinte años. Su centenario es una buena oportunidad para conocer, al menos en parte, a esta artista inabarcable.