Sebastián Piñera tiene asesores y su propia experiencia política. Ambos le dijeron que era un error anunciar su candidatura en enero para dejarla luego sumida en el sopor de febrero. Que Guillier avance todo lo que quiera, aunque eso signifique que alcance el primer lugar en las encuestas. La suya es la escapada de un ciclista novato. La carrera de verdad comienza en marzo.
Pero también lo acompañan un ángel y un diablillo. Y aunque no son infalibles, lo que le dicen es mucho más interesante.
El diablillo trata de explotar el resentimiento: "En cualquier país del mundo las masas te estarían rogando que vuelvas a La Moneda. Los chilenos, en cambio, ya no quieren pedir favores. Temen repetir una mala experiencia: imploraron que volviera Bachelet y solo consiguieron tener uno de los peores gobiernos del último siglo. Estos ingratos dicen: 'Si Piñera 2.0 hace un buen gobierno, el mérito será nuestro. Si no, la culpa será suya'. No te dejes trapear, Sebastián. ¿Cómo toleras esta actitud? Quédate en casa y diles: 'Compatriotas, les regalo a Guillier: ya tendrán cuatro años para lamentarlo'. Mientras no sufran de veras, no aprenderán a valorarte".
El ángel no se queda tranquilo: "No olvides, Sebastián, que eres un patriota. Tú, que fuiste el Presidente del Bicentenario, ¿vas a dejar que tus nietos vivan en un país hundido en la mediocridad?".
El diablo vuelve a la carga: "El país no es el de hace 8 años. Estamos tan estancados que hoy resulta muy difícil que un presidente pueda lucirse: a lo más podrás reparar algunas grietas, pero el frenazo ha sido demasiado grande como para aspirar siquiera a alcanzar los índices que un día tuvimos". Aunque se ve que el diablillo entiende bastante de economía, tampoco la política le resulta ajena: "No olvides que la izquierda no sabe perder. Tus adversarios te volverán loco con paros, huelgas, marchas, protestas, reclamos, burlas, críticas, calumnias y toda suerte de malas pasadas. No parece un panorama muy alentador para lanzarse a una nueva aventura presidencial. Puede que ganes, pero no podrás gobernar".
El ángel ha quedado un poco confundido ante esta andanada, pero logra tomar aire y apela a la psicología: "Tú eres un hombre que necesita adrenalina y que se agranda ante los desafíos. Tienes más experiencia que en 2010 y estás ansioso de mostrar que aprendiste de sus errores pasados. No quiero herir tu modestia, pero está claro que hoy mantienes una actitud mucho más humilde, y confías más en la política que en los gráficos y las estadísticas".
El ángel hace una pausa: se ve que le gustó su argumento, y decide continuar: "Además, cuentas a tu favor con que ya nadie espera a Superman, sino solo a un presidente que nos ayude a salir del pozo en que nos hallamos. Esta baja de expectativas te favorece".
Como se ve, ángel y diablillo se presentan como un chileno más, lo que no resulta muy creíble, porque ellos andaban peleándose por estos lados muchos milenios antes de que Chile existiera.
Ahora le toca al diablo: "Supongamos que el hecho de ganar la elección presidencial dependiera solo de tus esfuerzos (porque estos chilenos malagradecidos no te pondrán un peso ni mojarán la camiseta para conseguir el triunfo). Aun así sería inútil: sin una mayoría parlamentaria no podrás hacer mucho. Dime, por favor, ¿cómo conseguir esa mayoría? No hay forma de obligar a los chilenos a ser coherentes. No puedes forzarlos a que, además de votar por ti, te entreguen un número de diputados y senadores suficiente para deshacer las leyes que obstaculizan nuestra prosperidad y reemplazarlas por la legislación que el país necesita".
El ángel bueno ha caído por los suelos y parece derrotado, pero no se rinde. Respira hondo y se lanza con toda su caballería: "Ahora o nunca, Sebastián. Si alguna vez quisiste pasar a la historia como el mejor Presidente desde Manuel Montt, está claro que no lo conseguiste entre 2010-2014. Los libros de historia del futuro te dedicarán un espacio semejante al de don Pedro Aguirre Cerda, un buen Presidente. No está mal, pero te conozco desde hace mucho y sé que para ti no basta. Todavía puedes intentar algo más grande".
-Pero es mucho más difícil -dice el diablillo.
-Sí -contesta el angelito.
-Tienes mucho que perder -insiste el ángel malo.
-Casi todo - replica el otro- pero quizá por eso mismo valga la pena intentarlo. ¿O estás dispuesto a pasar el resto de tu vida lamentándote por no haber acudido a tu cita con la historia?
Los combatientes emprenden el vuelo. Piñera se queda pensando.