Mala cosa. Ir en grupo a un restaurante que invita a la reunión, con platos compartibles como unas fuentes de pasta, y terminar lamentando la opción. Es que en esta ocasión tanto la cocina como la atención quedaron al debe, por lo que se les recomienda señores -humildemente- mejorar lo básico antes de andar inventando promociones con un Lamborghini verde pistacho como premio. Sí, poh.
Primero que nada, fue muy difícil captar la atención de los moz@s, que estaban más ocupados en su Wattpad que en los clientes.
Luego, llegó una señorita haciendo una promoción a la mesa, para la que había que llenar un cupón. No es por ser gruñón, pero no, pues. Uno está ahí para comer.
Para comenzar, unas empanaditas fritas rellenas de queso ($3.990) con un ligero sabor extra (¿pimentón?) y una provoleta caliente ($2.790) que no requiere lo que se diga mucha ciencia culinaria. Nada trágico, hasta la llegada de los fondos. Primero, una pasta con una salsa Alfredo que, siendo justos, tiene hartas variantes -solo con mantequilla y crema, con salsa blanca, en fin-, pero que en este caso se podría haber consumido con bombilla (ni trocitos de jamón traía, a $3.699). Junto con esta verdadera sopa -muy poco espesa como para calificar como salsa-, llegó una lasaña desabrida y habitada por un peregrino espíritu de la carne molida, acompañada de ravioles y panzotti de pavo con sabores casi iguales, como parte de un plato que se titula tris de pastas ($4.990). Y, para rematar, la advertencia del mozo se cumplió: "El risotto aquí es distinto, no es como el clásico risotto" ($4.990). Dicho y hecho. Era un arroz con camarones hecho con cualquier arroz, no con las clásicas variedades -carnaroli o arbóreo-, poco espeso, poco "quesoso", poco risotto a las finales. Entonces, ¿para qué ofrecer un "risotto"? ¿Por qué ponen en la carta "¡Como en Italia!"? A esto se suma que entre los postres ofrecen cagnoli siciliano, que en la vida real es un canuto de masa frita relleno con ricota, y en este mundo alterno está hecho de masa de hoja y con crema pastelera en su interior. ¿Será que esta es, finalmente, "otra" Italia y no una Italia más piccola?
Ricardo Lyon 227, 2 2953 0539.