Los niños tímidos tienen una tendencia a aislarse del contacto con otras personas y a integrarse en eventos sociales especialmente cuando son masivos. Debe preocupar a los padres cuando interfiere en su capacidad de vinculación, de hacer amigos y de participar en actividades que favorecerían su desarrollo emocional y les provoca algún grado de sufrimiento.
Con frecuencia los niños tímidos desarrollan una baja autoestima en el área social, aun cuando pueden tener una buena autoestima intelectual y académica . Quizás porque son sobreadaptados reciben menos apoyo para superar sus dificultades, las que a menudo son invisibilizadas.
Entre los efectos más negativos de la timidez está la dificultad de iniciar y mantener amistades, lo que los lleva a desarrollar sentimientos de soledad. Ayuda a los niños tímidos normalizar el hecho de que la mayoría de las personas al enfrentar una nueva situación social tienden a sentir un poco de miedo o a estar avergonzadas.
Aunque lo encuentre tímido, no lo etiquete como tal y no permita que otras personas lo hagan.
Los niños tímidos pueden estar más expuestos a las situaciones de violencia escolar, ya que los matones se dan cuenta de la gran dificultad que tienen para defenderse. A veces resulta efectivo que tomen clases de autodefensa, para que vayan aprendiendo a protegerse de los niños abusadores. Raramente la usan, pero hay algo en su postura corporal que cambia y que es recibido por los eventuales agresores como un mensaje de que es mejor no abusar.
Entre las causas de la timidez se ha descrito la sobreprotección paterna en la medida que resta autonomía a los niños o los hace sentirse poco eficaces. Así mismo, estar expuestos a situaciones de discriminación, y también se han hipotetizado causas genéticas.
Es aconsejable ir poco a poco, ayudándolo a estar y a jugar con otros niños, empezando con relaciones uno a uno, generando un contexto lúdico con juegos y juguetes que faciliten la interacción. Tener experiencias sociales significativas aumenta la sensación de ser eficaz en el área social.
Ayuda al bienestar emocional de las personas tímidas el reconocimiento lo más explícito posible de sus fortalezas -que son muchas-. Suelen ser más reflexivos, se equivocan menos y pueden tener una gran profundidad emocional.
"Los niños tímidos desarrollan una baja autoestima en lo social, aun cuando pueden tener buena autoestima intelectual".