En mi
columna anterior, describí cómo mejorar sustancialmente las pensiones ahora y en el futuro a través de buenas propuestas de reforma. En esta columna analizo la competencia entre las AFP y las propuestas para elevarla.
Competencia en las AFP
Las AFP compiten entre sí en la administración de los ahorros previsionales obligatorios y entre ellas y con otras instituciones financieras en la administración de los ahorros previsionales voluntarios (APV). Cada AFP compite en: (1) atraer afiliados desde otras AFP y empresas financieras que ofrecen APV, (2) servicios prestados a los afiliados, (3) resultados financieros (rentabilidad y riesgo) para los ahorros previsionales de sus afiliados y (4) comisiones cobradas.
Las AFP compiten intensamente por atraer a nuevos afiliados, ofreciendo distintas opciones de servicios, rentabilidades y comisiones. El 8,4% de los cotizantes se cambia cada año de AFP, fracción que es mayor a la que se observa en otras industrias, como la telefonía y los bancos. Desde el inicio de la licitación de nuevos afiliados en 2009, las AFP que han ganado estas licitaciones han incrementado su participación conjunta de mercado desde 4,7% de todos los afiliados en 2009, a 23,8% en junio de 2016. Esta tendencia continuará en el futuro con las licitaciones bianuales de nuevos afiliados.
Las AFP compiten intensamente en los servicios prestados a sus afiliados, a través de múltiples canales de contacto con los afiliados, con presencia física o remota. Muchas AFP compiten entre sí con más de una sucursal por región, sucursales móviles que atienden a las personas en localidades pequeñas, puntos de atención en malls , consultas vía teléfono e internet, aplicaciones para teléfonos inteligentes, campañas educativas y charlas a clientes.
Las AFP compiten intensamente en lograr mejores resultados financieros, buscando altas rentabilidades a riesgos adecuados. Así las AFP han logrado obtener una tasa de rentabilidad real anual promedio de 8,3% entre 1981 y 2016, la mayor tasa de retorno que se ha obtenido entre todos los sistemas y fondos de pensiones en el mundo, en cualquier período de 35 años.
Aunque por regulación las carteras de inversión en cada fondo son similares entre AFP, sus diferencias en la administración financiera llevan a diferencias significativas en rentabilidades. Por ejemplo, la rentabilidad real anual promedio del Fondo C en los últimos 60 meses fue de 5,12% en la AFP que logró la mayor rentabilidad, superando en 0,67% a la de la AFP con la menor rentabilidad. En períodos largos de 5 o 14 años, se observan diferencias sistemáticas de rentabilidad de fondos, de entre 0,5% y 0,8% real anual.
Las AFP compiten con otras instituciones financieras por administrar los APV. En general, las AFP obtienen mejores combinaciones de rentabilidad y riesgo que las que logran los fondos mutuos comparables ofrecidos por otras instituciones financieras.
Las AFP también compiten por las cotizaciones o comisiones que cobran. La comisión promedio de las AFP ha bajado desde 1,50% del sueldo en agosto de 2009 a 1,25% hoy, y seguirá bajando sistemáticamente en el futuro. Ello se debe a las licitaciones regulares de nuevos afiliados a AFP más baratas y a la reducción de comisiones por otras AFP, como lo hizo Habitat en 2012.
Las comisiones, que hoy se expresan como fracción del sueldo, se pueden expresar como fracción de los saldos o ahorros previsionales acumulados de los trabajadores. La comisión promedio de hoy, de 1,25% del sueldo, equivale a una comisión promedio anual de 0,49% sobre los saldos ahorrados. En comparación internacional, esta comisión es más baja que las cobradas por fondos de pensiones privados en los 10 otros países de la OCDE con administración privada de pensiones (OECD: "Pensions at a Glance 2015").
¿Se pueden comparar las comisiones cobradas por las AFP con las cobradas por otras instituciones financieras en Chile? Sí, y la comparación es directa para el caso del APV. Mientras que las AFP cobran una comisión promedio de 0,60% anual sobre los APV que ellas manejan, la comisión cobrada por los APV invertidos en fondos mutuos de otras instituciones financieras es 1,64% anual. Es decir, las AFP no solo son más rentables, sino que además son 63% más baratas que las otras instituciones que administran APV.
En conclusión: las AFP compiten intensamente en calidad y diversidad de sus servicios, en rentabilidad-riesgo de los ahorros que administran y en las comisiones que cobran. En todas estas dimensiones lo hacen bien, si se comparan con otros administradores de ahorros previsionales, dentro y fuera de Chile.
Considerando el marco legal actual, ¿qué cabe anticipar para el futuro? Con la creciente competencia y las licitaciones de nuevos afiliados, es probable que coexistan y compitan intensamente dos clases de AFP: las de costos y servicios más bajos que cobran menos, y las de costos mayores y servicios más desarrollados que cobran más.
¿Se puede mejorar el marco legal actual para intensificar aún más la competencia? Para esta pregunta hay malas y buenas respuestas.
Tres malas reformas: AFP estatal, licitación de actuales afiliados y prohibir pagos a intermediarios de fondos
Una AFP estatal no puede proveer mejores servicios a comisiones más bajas que las AFP más eficientes. Solo podría hacerlo si hace dumping , siendo financiada con subsidios del Estado. El Estado, en su triple condición de dueño de una administradora, regulador y emisor de papeles, enfrentaría severos conflictos de interés. Es muy improbable que el Estado invierta mejor los ahorros que una industria privada competitiva y bien regulada, como la actual.
Licitar periódicamente el stock de afiliados a una sola AFP es otra mala idea. Con una AFP monopolista, que duraría solo un horizonte limitado de años, los afiliados pagarían muchos costos. No habría competencia en rentabilidad (retorno-riesgo) ni en servicios a los afiliados. Sin comparación con otras AFP, disminuiría la rentabilidad promedio, dado un nivel de riesgo. Los afiliados perderían la opción de cambiarse de AFP. Sin posibilidad de comparación, se dificultaría la labor de la autoridad supervisora. Sin capacidad de ofrecer servicios, estos se deteriorarían a un nivel mínimo. Con relicitaciones periódicas, la monopolista no tendría incentivos para invertir en infraestructura, servicios ni asesorías a afiliados. En resumen, es mucho mejor seguir con el sistema actual de muchas AFP que compiten entre sí en varias dimensiones y que enfrentan crecientes presiones en comisiones por las AFP que ganan las licitaciones de nuevos afiliados.
Finalmente, se ha propuesto eliminar o reducir las comisiones que las AFP deben pagar a administradores de fondos para acceder a la inversión en dichos fondos. Sin embargo, estas comisiones (mal llamadas "ocultas", porque son informadas regularmente a la autoridad) son pagos necesarios para acceder a muchos fondos de inversión que dominan en rentabilidad y riesgo a otras opciones de inversión. Estimaciones preliminares de una AFP muestran que reducir estas comisiones en 30 puntos base (pb) restringiría las opciones de inversión de las AFP a una cartera que tendría una tasa de rentabilidad anual más de 100 pb por debajo de la rentabilidad de la cartera actual. Sería un pésimo resultado para todos los afiliados, que obtendrían menores pensiones.
Una buena reforma pro competencia y equidad: comisión por saldo y diferenciada por fondo
Aunque la competencia en la industria de las AFP es intensa y se torna cada año más fuerte, cabe considerar una buena reforma pro competencia y equidad.
Chile es el único de 11 países de la OCDE con administradoras privadas de fondos de pensiones donde se cobran comisiones solo sobre sueldos. En los otros 10 países se cobra sobre saldos ahorrados (y en algunos sobre ambos).
Cobrar sobre saldos es lo usual en el mundo porque promueve la eficiencia y la equidad. Primero, las comisiones sobre saldos transparentan y facilitan la comparación de costos entre lo que cobran las AFP y otras instituciones financieras. Segundo, cobrar sobre saldos hace participar más intensa y directamente a las AFP en los retornos que obtienen sus afiliados: en años buenos (malos) las AFP ganan (pierden) con sus afiliados. Tercero, cobrar comisiones sobre saldos significa cobrar más a los afiliados de altos saldos (los viejos y más ricos) y menos a los de bajos saldos (los jóvenes y más pobres).
Finalmente, se propone complementar el cobro por saldos con un cobro diferenciado por fondo. Eso llevaría a mayores comisiones por los fondos de administración financiera más cara (como los Fondos A y B) y menores comisiones de administración más barata (los fondos D y E). También esto lleva a ganancias en eficiencia (se reflejan mejor los gastos de administración) y en equidad (pagarían menos los trabajadores más aversos al riesgo).