Resulta emocionante ver la devoción con que la prensa y los políticos esperan la voz de la encuesta CEP. Como el oráculo de Delfos, ella está llamada a anunciarnos la forma de conducir nuestra vida pública. Pero los dioses son caprichosos y esta vez envolvieron la voluntad popular en una bruma bastante espesa. En todo caso, debemos escudriñar una opinión popular, que, para decirlo en palabras de Pink Floyd, está "oscurecida por las nubes".
Lo primero que hay que decir es que, en la materia más importante, que es la elección presidencial, nos hallamos ya con un absoluto ganador en las preferencias de los chilenos. Es un candidato con casi todas las aprobaciones y sin atributos negativos. Su nombre, en todo caso, resulta bastante curioso, y hasta ahora no se le conoce ningún programa, manifiesto u otra expresión de voluntad política. Se llama "No sabe/no opina" y obtiene entre el 62 y el 70% de las preferencias.
Hay también unos claros perdedores. Velasco y algunos aparecidos recientes deben estar bastante complicados, porque en la pregunta sobre el futuro Presidente sacaron tantas preferencias como usted y yo.
Tampoco la DC debe estar muy contenta. En ella, unos decían que debían llevar candidato propio, pero el respetable público no se dignó a ungir a ninguno de la tienda falangista, quizá como una consecuencia de su acelerada pérdida de identidad. Otros, en cambio, querían apostar a ganador e impulsaban con fervor la candidatura de Ricardo Lagos, quien apenas alcanzó un 5%. Para una figura política de su calidad esto es un desastre. ¿Quién querrá sacarse fotos con él para las municipales? La duda es si se bajará ahora o, lo que sería más razonable, si resiste los embates de los sectores más exaltados y espera que el electorado siente cabeza en la próxima encuesta.
Los radicales deben estar sonriendo. Es cierto que Guillier marca apenas un 1%, pero es muy querido, y ya sabemos que los chilenos somos querendones. Es posible que después del fracaso de la mamá Bachelet busquemos no la figura del padre (Lagos), sino la de un abuelito relativamente joven, que no esté lastrado por un pasado político, y sepa leerle a cada televidente lo que él quiera escuchar. Unos dirán que es bastante ecologista, otros le hallarán cara de educador, y los de más allá destacarán que es un progresista, pero también un poco moderado. En todo caso, en estas materias lo importante no es lo que piense la gente, sino lo que diga el PC. Si Teillier lo aprueba, podríamos tenerlo como mascarón de proa de un nuevo intento de Nueva Mayoría. La DC, como siempre, refunfuñará, pero, también como siempre, terminará poniendo su firma a un intento como ese.
Esta situación gelatinosa que presenta la centroizquierda es incómoda para Sebastián Piñera, que en esta encuesta ganó un poco, pero no logró amagar al favorito "No sabe/ no responde". La mezcla entre el escaso compromiso del electorado y la falta de claridad respecto de quién será su contendor pone el panorama político chileno en unas arenas movedizas que para él, un hombre amante de la racionalidad, ciertamente son incómodas. Además, si la gente advierte que el gobierno de la NM es incapaz de gestionar ni su propia casa, ¿por qué él, maestro de la buena gestión, no obtiene apoyos más generosos? Parece como si los chilenos le dijeran que por ahora lo prefieren a él, pero se quedan al aguaite de que aparezca alguien mejor. ¿Será porque la gente no quiere más de lo visto antes, sino que espera un Sebastián Piñera recargado?
A lo mejor se está abriendo una posibilidad que puede ser muy interesante para el ex Presidente: la de abandonar la beatería de las encuestas y empezar a hacer política en serio, una actividad que toma las opiniones momentáneas como un dato importante, pero no se queda con ellas, y que, por cierto, no soporta a los semicandidatos. Se ha anticipado la hora de definirse.
En todo caso, esta versión nebulosa de la CEP nos ha mostrado simplemente la natural reacción de los ciudadanos ante una carrera presidencial donde ninguna de los figuras importantes se muestra como candidato, y donde nadie nos ha presentado un proyecto global sobre el que podamos pronunciarnos. En una situación así, posiblemente lo más sensato sea decir: "No sabe/ no responde".