Cada persona tiene características y talentos que la hacen única. La posibilidad de desarrollar esas condiciones está, en gran medida, dada por el ambiente en que es socializada. Son la familia y el contexto escolar los que tienen el desafío de lograr generar un espacio apropiado para el desarrollo de aquello que es único en cada niño. Tener la sensibilidad de descubrir qué es lo mejor de cada uno de nuestros niños es lo que les dará la posibilidad de convertirse en la mejor versión de sí mismo, o al menos, una buena versión. Las familias tienen la responsabilidad de generar los espacios, los estímulos y las oportunidades para que sus hijos puedan desarrollarse en plenitud.
A veces los padres, en sus esfuerzos por educar a sus hijos, pierden de vista que ningún niño es igual a otro, y que las comparaciones y los esfuerzos por transformarlos en alguien diferente a lo que constituye su esencia están destinados a fracasar, y a que el niño o la niña experimente una dolorosa sensación de falta de aprobación. La percepción de ser desaprobado por aquellos que más le importan puede generar rechazo hacia sí mismo. Esto no solo daña su autoestima, sino que a veces coarta sus sueños y puede distorsionar su trayectoria de futuro. Cada persona viene a la vida con un propósito, y para encontrarlo es importante lograr una fuerte conexión consigo misma.
Un niño con talento, interés y gusto por el deporte al que sus padres le dan la posibilidad de practicarlo y de asistir a escuelas deportivas, sentirá no solo que sus padres lo respetan en sus intereses, sino que confían en sus capacidades. La confianza de los padres es una fuerte motivación para hacer los esfuerzos que se requieren para salir adelante.
Matthew Kelly, en su libro "Sé tú mismo", plantea una premisa que debería guiar nuestro actuar: "Fuiste creado conscientemente y para un propósito, estás aquí en este preciso momento para convertirte en la mejor versión de ti mismo, no para ser una mala imitación de tus padres, amigos, hermanos, hermanas o colegas, sino para alcanzar la perfección de ti mismo".
¿Puede haber un sueño mejor para tus hijos que querer que se conviertan en la mejor versión de ellos mismos?