Pobre Lewis Carroll. Decir que esta saga iniciada por Tim Burton en la película anterior (2010) tiene "el puro nombre" de sus "Alicia en el país de las maravillas", es ser generoso. Esta vez Alicia está transformada en una aventurera capitana de barco que no conoce el significado de la palabra "imposible". Cuando las cosas se ponen difíciles de este lado del espejo por culpa de su despechado pretendiente, Alicia es llamada nuevamente al mundo de fantasía donde el "Sombrerero loco" de Johnny Depp requiere su ayuda para salvar a su familia. Entonces Alicia deberá enfrentarse al "Tiempo" encarnado por un siempre chispeante Sacha Baron Cohen. Empieza así el desfile de personajes familiares en una orgía de efectos especiales digitales donde se luce el mejor diseño de producción que el dinero puede comprar, y nada más. El director James Bobin ("Los Muppets") hace mucho por lucir las excentricidades visuales de este mundo, pero lamentablemente la fórmula está demasiado a la vista y no hay ningún interés por mostrar o decir algo nuevo que vaya más allá de entrelazar personajes conocidos con una protagonista fuerte que calza con las necesidades actuales de la industria. Los afectos entre los personajes se sienten forzados y quizás el peor crimen de todos sea tratar de imponerle una lógica a un mundo que siempre se ha caracterizado por su locura casi patológica. Así, abusando del recurso de los viajes temporales (démosle un descanso a esto, Hollywood), "Alicia a través del espejo" dedica incesantes minutos en mostrarnos el origen de algunos personajes y sus motivaciones, o en otras palabras, respuestas a preguntas que nadie hizo. Una pena.
"Alice through the looking glass". EE.UU., 2016. 113 minutos, todo espectador.